Capítulo 1.

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Nunca sufrí tanto y lloré tanto, como lo hize por ella.
Fue un amor doloroso.

Recuerdo cuando antes de irme a dormir, por las noches, me preguntaba si me gustaba, no sé, notaba que entre ella y yo había algo más que una simple amistad.
Pasó el tiempo y me di cuenta de que me había enamorado, pero no de su físico, si no de su mente, de su forma de ser, sencillamente, era preciosa e increíble. Y ya sabeis que pasa cuando te enamoras de una mente.. estás perdido.
Así estaba yo, perdida. No me encontraba. Me sentía como un naúfrago perdido en el océano.
Era una sensación horrible, pero simplemente con mirarla, me sentía a salvo.

Ella tenía los ojos marrón oscuro, a simple vista no tenían nada de especial, pero creedme, me cautivaban, podría haberme pasado horas y horas mirándole a los ojos y no cansarme. Llevaba gafas, no eran el tipo de gafas que más me gustaban, pero a ella le quedaban muy bien. Tenía unos labios muy bonitos, quien pudiera haberlos besado y poder sentir el cielo con los pies en la tierra.
En ella encontraba la perfección en cada pequeño centímetro de su piel y en todo lo que hacía, en su mente, en su forma de ser. Me hacía sentir cosas increíbles, inexplicables.

Mi día a día, era normal, nada del otro mundo. Me levantaba, iba al instituto, y después de las clases, iba a mi casa, estudiaba, cenaba y luego me iba a dormir.
La rutina me consumía. Pero ella la deshacía. Verla, en clase, sentada a mi lado, me hacía la chica más feliz del mundo. Escuchar su risa me daba la vida, me hacía sentir cosquillas en el estomago.

Cada día me enamoraba más de ella, hasta de sus pequeños defectos. Para mí, mi chica x, era perfectamente imperfecta.

Escribiéndote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora