Perdido en el tiempo había un pueblo aislado en medio de un gran páramo. La gente de este lugar no tenia una actividad mas importante que la agricultura. Salían de sus hogares a primera hora de la mañana e iban a un gran terreno para cultivar al pie de una montaña bastante elevada. Una tierra muy fértil para que no quedaba demasiado lejos del páramo donde estaba el pueblo. En este lugar se cultivaban casi todas las plantas existentes en el planeta que se pudieran usar para el consumo de los humanos; había de todo, desde legumbres como el frijol; también verdura que pensarías que solo crece en el otro lado del mundo, frutas comunes como manzanas y naranjas y otras que solo estarían escondidas en lo mas profundo de alguna selva. Todo lo que se pudiera usar para comer, condimentar, y elaborar productos de todo tipo que sirviera para llevar una buena vida se producía en este lugar; el pueblo era a comparación de los nuestros, pequeño, y las tierras para cultivar al lado del pueblo eran enormes, y todas las personas vivían de ella. Además de que también había arboles que se usaban para la leña, hacer muebles y construir sus casas, los cuales reforestaban para poder seguir abasteciéndose y que sus recursos no se terminen.
Todo esto el pueblo lo hacia solo sin depender de ninguna otra tierra o territorio. Por la sencilla razón de que el pueblo mas cercano estaba a varios meses de camino incluso en barco, carromato, y mucho mas a pie. Y así, en lugar de hacer largos viajes por cosas que el pueblo no necesariamente debía tener, o que podían hacer ellos mismos, se quedaban en este lugar y hacían todo lo que necesitaban ahí. Solo eran ellos, su tierra, sus días en el páramo y en la agricultura...
Los habitantes mas viejos de este lugar cuentan que desde hace muchísimos años, mucho antes de que ellos lo recordaran o que sus padres y abuelos pudieran decirnos cuando comenzó, se oían silbidos que parecían venir desde la cumbre de la montaña, silbidos que nadie sabia exactamente que los hacia. Algunos creían que la explicación no era mas simple que el sonido del aire al pasar por los arboles o las rocas de la montaña, otros creían que era algún animal que viviese en la cumbre y aullé, cante, silbe o haga su sonido característico ahí. Y muchos otros decían que era una fuerza, una especie de magia o espíritu que protegía la montaña y lo que cultivaban en ella desde que las primeras personas llegaron a el páramo y fundaron aquel pueblo agrícola...
Lo curioso de este silbido es que siempre se oía como si fueran ruidos aislados, como si un ave cantara sin un ritmo aparente... pero cuando el invierno llegaba y la parte superior de la montaña se cubriera totalmente de nieve, estos silbidos llegaban a convertirse en una melodía que daba un aire apacible, familiar, y por sobre todo de paz y tranquilidad a los habitantes. Y además, las plantas no necesitaban cuidados del invierno cuando esta llegaba, como si el mismo silbido las protegiera del frió y la muerte. Así que desde hace muchos años, cuando llega el invierno y la gente cuida las plantas por un tiempo muy pequeño, esperan a oír la melodía, que acabaron bautizando como ''La canción de la montaña invernal'' para comenzar festividades a esta. Había fiesta durante varios días, la gente bailaba, cantaba y comía para celebrar que la melodía había llegado al pueblo para cuidarlos de el invierno. También le rezaban a la montaña que los protegía y sustentaba todo el invierno y todos los días desde que llegaron a ella...
ESTÁS LEYENDO
La Mujer Vestida de Blanco
FantasyPerdido en el tiempo y el espacio, era pueblo agrícola, donde se cultivaban todas las plantas posibles del planeta, y en el que, desde hace mucho tiempo los habitantes podían una melodía que aparecía unicamente en invierno y que los protegía de todo...