Como un amor de niños.

13 de Agosto del 2014.

Hoy decidí iniciar un diario a tu lado.

Me desperté con toda la alegría que se podría tener, y se preguntaran ¿Por qué? Bien pues hoy haría el viaje más esperado de mi vida, hoy por fin vería a la persona con la que eh hablado por años. Es un día perfecto, en donde los pajarillos cantan una dulce melodía, el viento acaricia las hojas de los arboles y las flores desprendían un delicioso olor.

Estaba nervioso, muy pero muy nervioso, ustedes como reaccionarían al conocer a la persona por la cual han estado enamorados por cinco años seguidos. En donde todos los días han estado hablando, regalándose hermosas sonrisas y esas palabras llenas de amor, de un amor autentico en donde la malicia de la humanidad no a llegado. Es un amor de niños a pesar de que los dos ya estuviéramos en una edad en donde el amor estaba tan corrompido por las mentiras, los engaños y demás cosas. Pero el amor de niños ese en donde es tan puro, tan blanco como una nube, ese es el amor de ambos un amor de niños.

Estoy nervioso ahora me e bajado del avión, tengo mi maleta a un lado de mi y el regalo de el lo tengo abrazado como si el me diera la confianza que necesito en estos momentos. Camino con desconfianza se supone que el me estaría esperando en las salas de espera, pero no lo veo por ningún lado. ¿acaso se habría arrepentido de conocerme? No, claro que no el es un chico de palabra.

Camine a la puerta del aeropuerto en busca de un taxi o un autobús, pare un taxi el señor en verdad fue muy amable en ayudarme a subir mi maleta y tu regalo. Le pedí que parara en el centro de la ciudad y de nuevo el señor me ayudo a bajar las cosas, en verdad es un hombre muy amable me dio las direcciones de diferentes hoteles para quedarme pero le dije que gracias, que ya tenia en donde quedarme.

Decidí quedarme en un hotel ya que no supe nada de ti, me quede un poco desanimado por no saber que te sucedía, a lo mejor y te sucedió algo. Dios soy un imbécil por hacer mil su pociones malignas sobre ti.

Lo siento.

14 de Agosto del 2014

El insistente sonido de mi celular me despertó de un maravilloso sueño a tu lado.

-Bueno quien habla?- Aun tenia mi voz quebrada por haber estado dormida.

-Se supone que hoy llegarías, te estoy esperando desde hace una hora- Es tu voz. Es tan perfecta como siempre.

-Cariño!- Tu voz era como mi vitalidad, mi energía -Idiota lo olvidaste se supone que ayer irías a recogerme al aeropuerto- estaba un poco molesta.

-Lo siento, lo siento cariño- en tu voz sonaba la sinceridad. No podía molestarme contigo.

-Esta, esta bien.

-Entonces iré a recogerte. En donde te encuentras.

Nunca en mi vida me había duchado tan rápido, mucho menos el tomar cualquier cosa y colocarme la ropa, ni siquiera me di el tiempo de ver si mi cabello se encontraba bien o si me veía bien para ti. Bueno muchas veces me viste con ropa desarreglada y recién levantado pero esas veces no cuentan por que eran desde una video llamada.

Salí de hotel esperando a tu llegada y fue ahí cuando te vi salir de tu auto, te veías tan guapo con tu cabello negro desarreglado, aquella chaqueta de cuero y debajo de ella una playera blanca, unos jeans rasgados y tus botas estilo militar, aquellas que compraste y me las presumiste por toda una semana. Caminabas con tanta confianza hacia mi que me sentía tan pequeño, sonreías de una manera que hacia que me quedara embelesado ante tu presencia.

El mundo solo se redujo a ti caminando y sonriéndome de esa manera tan perfecta como siempre, camine deprisa pero tu me hiciste una señal de que me detuviera y como buen chico yo te obedecí. Cuando el semáforo para poder transitar cambio a rojo volví a correr, quería abrazarte para saber que eras real, quería tocarte, sentir tu tacto en mi piel. Ver tus ojos cafés clavados en mi.