Prefacio.
El jardín de infantes siempre me había parecido algo crucial, una parte esencial de lo que mide la valía de una persona y determina su futuro. Vivimos en un tiempo en el que la gente te pregunta a qué jardín de infantes fuiste antes que tu apellido. Desde que era un pequeño espermatozoide que nadaba en los testículos de mi padre me incucaron que debía prepararme para mis estudios. Se había convertido en una obsesión que requería una enorme cantidad de preparación.
Cada juguete que elegía, cada trabajo que realizaba desde el primer día en que nací, giraba entorno a entrar en el jardín de infantes. Y no en cualquier jardín de infantes. Mi madre se había empeñado en que iría al jardín de infantes Wachitong Central, la misma a la que había ido ella, aunque nunca llegó a terminar sus estudios en aquel lugar.
Yo no tenía idea de que ir al jardín de infantes sería muchas más cosas que obtener un título. No tenía ni idea de qué escoger en mis juguetes optativos para el primer semetre me acabaría pareciendo, tan sólo unos meses después, algo trivial. Era muy ingenua entonces, y en cierta manera sigo siéndolo.
Pero no podía imaginar lo que me esperaba. Conocer a mi compañera de siesta fue algo intenso e incómodo desde el principio, y conocer a su alocado grupo de amigos más todavía.
Eran muy diferentes de todas las personas que había conocido hasta entonces, y me intimidaba su aspecto, me confundía su absoluta falta de interés por llevar una vida planificada. Pronto pasé a formar parte de su locura; me dejé liar...
Y fue entonces cuando él se coló en mi corazón.
Desde nuestro primer encuentro, Jordan cambió mi vida de una manera que ningún curso de preparación para el jardín de infantes ni ningún grupo de lectura infantil lo habría hecho. Aquellas películas infantiles pronto se convirtieron en mi vida, y sus ridículas tramas pasaron a formar parte de mi realidad. ¿Habría hecho las cosas de manera diferente al haber sabido lo que estaba por llegar? No estoy segura. Me gustaría poder dar una respuesta directa a eso, pero no puedo, me falta mucho por vivir.
A veces me siento agradecida, tan absolutamente perdida en el momento de pasión que mi juicio se nubla y lo único que veo es a él. Otras veces pienso en el sufrimiento que me causó, en el profundo dolor por la pérdida de mi antiguo yo, en el caos de esos momentos en los que me sentía como si mi mundo estuviera patas arriba, y la respuesta no es tan sencilla como lo fue en su día.
De lo único que estoy segura es de que mi vida y mi corazón jamás volverán a ser los mismos, no después de que Jordan irrumpiera en ellos.
Prohibida su copia y/o adaptación.
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Esta novela no fue creada con intención de ofender a nadie.
•TDG ✌.
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50 SOMBRAS DE DANONINO.
HumorPrefacio. Soreta Youting se enfrenta a su primer año en el jardín de infantes. Acostumbrada a una vida estable y ordenada, su mundo cambia cuando conoce a Jordan, el chico malo por excelencia, con pañales y de mala vida. La inocencia, el despertar a...