Deseo

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Allen Walker, conocido de muchas maneras, como el exorcista más joven de la Orden Negra. Aquel que podía comerse en proporción en un solo desayuno lo que alguien comería en una semana. El único joven de 15 años que tenía el color de cabello de un anciano, y hablando de ese color de cabello le recordaba la única manera que lo conocía; su estúpido Moyashi.

¿Cuándo había comenzado en llamarlo SU Moyashi? Realmente no lo sabía, solo sabía que eso lo inquietaba y lo ponía jodida mente molesto.

- Muévete, Moyashi- le sugirió al joven exorcista que tenía atrás, que estaba con su mayor esfuerzo de mantener su andar, con problemas con sus botas por lo alto de la nieve, sin tomar en cuenta la estúpida tormenta, que hasta él lo empezaba acojonar.

-¡es Allen!, ¡BaKanda!- le grito claramente molesto.

-Che... No es mi culpa que seas tan debilucho-

Pudo distinguir claramente el tono de voz del enojo del pequeño inglés - ¡Y yo no soy el loco desesperado que quiere ir en busca de la inocencia en medio de una tormenta cuando pudo esperar en la cabaña!-

-Che...-

Kanda estaba fastidiado, en serio, había llegado a ese pequeño pueblo en Alemania con la posibilidad de que encontrarían inocencia, pero jamás se esperó la tormenta. Aunque sabía que muy en el fondo Allen tenía razón, en cuestiones de esperar que por lo menos la tormenta se calmara un poco, eso no lo detenía, no era su estilo, sin tomar en cuenta en los últimos días su mente le había estado jugando malas pasadas, o más bien su subconsciencia, ya que por alguna extraña razón apreciaba y odiaba más la presencia del pequeño inglés.

El simple hecho de estar juntos a solasen una pequeña cabaña, le incomodaba a un grado que nunca se imaginó, por eso caminada, igual peleándose con el viento, como queriéndole mandar su frustración al mismo tiempo que ambas fuerzas chocaban. Realmente quería evitar quedarse en una situación parecida.

-Kanda...- escucho débilmente por parte del inglés, apenas llegando a sus oídos por el ruido de la tormenta.

El simplemente lo ignoro.

-Kan...da, por favor... Detente...- ¿le suplicaba? Juro que por un momento podía escuchar los dientes tiritan tes del albino, después como la nieve se movía.

-Che... carajo Moyashi Call- se calló así mismo al ver al autor de ese sonido, Allen claramente había colapsado, cayendo directo a la nieve bocabajo.

Apresuro sus largos pasos (y que le era más fácil por su altura) queriendo no perder de vista el pequeño cuerpo que empezaba ser enterrado vivo por la nieve. Lo tomo de su saco así como lo volteo.

Pudo notar perfectamente las mejillas sonrojadas, así como su respiración cada vez se complicaba más, instintivamente puso su mano en la frente. Perfecto, ahora tiene fiebre, pensó sarcásticamente.

Aquel plan de evitar un contacto como este ahora se había ido por el retrete, gruño, sumamente molesto, de muchas formas, ya que una parte de él no quería admitir que él tenía la culpa de eso, por haber forzado al pequeño a caminar en esas condiciones, ahora lo tenía en ese estado.

Miro fijamente su rostro, se le hacía interesante, sentía que podía perderse viéndolo así. Pasó uno de sus pulgares muy cerca de sus labios así como después acaricio sus mejillas, sintiendo el calor provocado por las reacciones secundarias del cuerpo del inglés.
Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, soltó un gruñido, consecutivamente cargo al albino en su espalda, con el pequeño golem volando aun lado de los dos exorcistas.

Ano arashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora