Viento

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La nieve pegaba con fuerza contra los fríos muros del viejo castillo que formaba el lugar que para muchos llaman "hogar", aunque para él, realmente solo era un viejo castillo, donde podía dormir, comer, descansar, entrenar y esperar para una nueva misión, considerando también que era un lugar lleno de idiotas.

En especial el día de hoy.

En una fecha que para él no tiene nada de importancia, bueno era exorcista solo por el hecho de sincronizar con una inocencia, pero eso no quiere decir que tenga que seguir las costumbres culturales de la iglesia.
Podía escuchar claramente las voces de la joven china corriendo de un lado otro, reconociendo también la de los otros dos tontos, "el conejo y el Moyashi", los dos tontos de la china, también varias voces de otros que seguramente eran parte del departamento científico, siguiendo "las enseñanzas" de su supervisor de perder el tiempo y no haciendo lo que tenía que hacer.

El tono de voz en ellos claramente alegre, así como de sonidos de como colocaban cosas. Soltó un pesado suspiro mientras seguía en su posición de loto, tratando de meditar un poco, ignorando el escándalo en los pasillos y cafetería.

El haría lo que hacia todos los años, alejarse de ese escándalo, de la idiotez llamada "navidad", de los regalos, muer lagos, bebidas, comidas innecesarias en la noche, deseos ilusionistas de cosas que eran casi un cien por ciento que jamás pasarían, además, claramente la gente disfrutaba más el estando fuera de todo eso, nadie de los buscadores seguramente quisiera verlo, tal vez uno que otro compañero exorcista, y eso solo por educación hipócrita.

Educación hipócrita, o se podría decir modales falsos, eso le recordaba cada vez más a cierta persona, una que meses atrás casi lo descubre en el pequeño desbordamiento de emociones que tuvo en Alemania.

Aun se preguntaba si realmente el enano de quince años había olvidado, claramente había notado las lágrimas que tenía en su rostro, al igual las serie de preguntas que le hizo el resto del camino, que para él fue un infierno, que pararon gracias a los akumas que aparecieron pero aun así regreso, en el camino de regreso. Un sentimiento incomodo regreso en su pecho, uno que dolía más cuando veía el rostro del menor, ya que después de esa noche por primera vez se arrepentía un poco de su mal carácter.

Aunque no era la primera vez que le decía que "lo odiaba" que "no duraría mucho tiempo" inclinándose de que se perdiera y muriese en el camino, esa noche había perdido los estribos, y realmente con la desesperación le grito y le repitió sus "opiniones" tan directamente, que fue la primera vez que callo la alegre voz del inglés así como su sonrisa, pasando a uno decaído y serio. Realmente en ese momento no le tomo mucha importancia, realmente se alegró de que por fin había apagado esa curiosidad del inglés, pero con el paso del tiempo, así como lo que había nacido en su inconsciencia le fue doliendo en realidad.

Ahora cada vez que el inglés se topaba con él ni le daba ni la cara, miraba al suelo, y se iba, hasta una ocasión Komui los había programado en otra misión juntos, e increíblemente el joven ingles claramente fingió estar enfermo (con la excusa más tonta para él, ¿enfermo del estómago? por favor) ocasionando que fuera con la china. Misma que aún se preguntaba por qué en los últimos dos meses desde aquel acontecimiento no ha ido corriendo para darle un sermón sobre "modales". Sabía que ella tenía muy buen ojo, y sabía que ella ya noto el extraño comportamiento decaído del albino.

Soltó un gruñido, si bien la meditación no estaba funcionando de nada, al contrario hacia que esa extraña sensación en el pecho, pulsante y dolorosa creciera más, misma que lo frustraba. Sin darse cuenta puso dos de sus dedos tocando delicadamente sus labios. La satisfacción que sintió al tocar los del menor sin permiso alguno. El recuerdo, la llama que se encendió ese día lo hacía sentirse peor, misma que actuaba como leña para aumentar el dolor, en su pecho, gruño molesto, así como se levantó del suelo, sin darse cuenta perdiéndose en la vista de la ventana, el sonido de la nieve chocando con fuerza, lo hacía recordar más ese día... y con ello, ese deseo... ahora más profundo, uno que ni el sabia a cuanto, pero sabía muy a dentro de él, que ya era de por si imposible, lo fue desde el primer día, aunque el muy hijo de puta inocente se había colado a sus deseos, era demasiado ignorante eh inocente.

Cansado de sus emociones así como del sonido del viento que solo le recordaba su error, salió de la sala de entrenamientos, adentrándose inmediatamente a los pasillos concurridos, llenos de gente con caras sonrientes y emocionadas, por la fecha, ignorándolos y esquivándolos camino, queriendo solo ir a su habitación y estar en solitario.

Justo al querer dar la vuelta para casi por fin llegar a su destino, alguien choco contra el en la dirección contraria, ocasionando que el cayera hacia atrás, la caja sostenida por el sospechoso muy cerca de su rostro así como los miles de adornos esparcidos al rededor, pudo sentir algo tibio y duro, se localizaba en su pecho, al fijar la vista buscando la fuente de ese calor, encontró cabellos blancos. Lentamente levanto el rostro, ojos oscuros se toparon con los plateados mismos que en segundos se abrieron y apagaron inmediatamente, así como se escondieron en los mechones ausentes de color. Levantándose rápida y torpemente. - lo siento...- escucho la disculpa de voz apagada del inglés, mismo que intentaba reagrupar las cosas a la caja.

Kanda se sentía terriblemente molesto, si por chocar estúpidamente, o por el aumento del dolor por ver las acciones del inglés, se paró rápidamente así como tomo la camisa del albino, levantan dolo y estrellándolo contra el muro. Admiro por un momento como esos ojos líquidos metálicos por unos segundos habían regresado su brillo por la sorpresa viéndolo con asombro.
-¡CON UNA MIERDA DEJA DE ACTUAR A SI!- grito realmente molesto, después observo al inglés.
Lo sentía delicioso, esos ojos esos labios, verlo reaccionar de una manera diferente, aunque sabía que no era positivo, pero el gusto se fue al demonio al escuchar las voces de la hermana menor del supervisor así como del Bookman Jr.
-¡Kanda! ¡deja a Allen!- escucho perfectamente la voz de la china, aun angustiada por la situación, que por fin se dio cuenta, estaba a nada de golpear al inglés, o eso parecía, al tener el puño levantado de su mano disponible, soltó al menor escuchando perfectamente cómo se resbalo por el muro así como se sentó en el suelo. Viéndolo de nuevo con la mirada oculta, apagado.

Rabia lo invadió, hasta ahora le quemaba, estúpidamente tratando de buscar una salida de presión pego con toda fuerza al muro.
Lavi y Lenalee podía jurar escuchar como algo se rompió, siendo muy posiblemente los huesos de la mano del japonés y no estaban muy equivocados, realmente se acababa de fracturar seguramente uno que otro dedo, pero estaba tan molesto que su mente lo había bloqueado.

-... desde cuando me escuchas... desde cuando haces caso a mí, Baka Moyashi, ¿dónde quedo tu estúpido orgullo?.. No dejes... que te apague...- susurro en voz baja vilmente planeado para que solo el pequeño hombre que estaba abajo de él lo escuchara, mismo que por fin se dignó a verlo recuperando un extraño brillo, viendo al rostro perdido por el flequillo oscuro, queriendo verle los ojos, cuyo deseo no se cumplió, ya que rápidamente se retiró del lugar, caminando a un paso rápido sin darle la cara a nadie, usando su cabello largo. Todo el mundo desconociendo las lágrimas frías que amenazaban por salir ante los ojos de la noche.



Ano arashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora