Winters Ago··OneShot

WINTERS AGO [OS]

Me pongo el abrigo y el gorro de lana negra que me regalaste hace casi un año. Sí, ese con la bolita arriba.

Salgo a la calle y el frío azota mi cara sin compasión. Un pequeño escalofrío recorre todo mi ser. Esta es una de las razones por las que odio el invierno. Sin embargo tú, lo amabas.

Amabas que en las calles no hubiera gente, la niebla tan frecuente en esta ciudad. Amabas ponerte bufandas, guantes y gorros de todas las formas y colores posibles. Amabas la tranquilidad que te transmitia esta estación.

Me doy cuanta de que eramos tan distinto pero a la vez tan iguales que creo que era por eso por lo que nos complementabamos tan bien.

Tú adorabas caminar y caminar durante horas, yo no soy capaz de aguantar más de una hora.

Te encantaban las películas, yo soy más de una buena serie.

Solo fotografiabas paisajes, yo necesito fotografiar algo en movimiento.

Tú eras la calma de París, yo el desenfreno de Nueva York.

Creo a ambos nos gustaba tener tantas cosas en las que no coincidiamos.

Sabes, me he dado cuenta de que tampoco hablabas mucho, siempre pensé que era porque eras tímida pero resultó que esa no era la razón por la que callabas.

Recuerdo que en los descansos entre clase y clase te quedabas sentada observando en silencio al resto de alumnos mientras socializabamos con nuestros amigos y compañeros de carrera. Muchas veces pensé en acercarme y decirte algo pero por unas razones o por otras nunca lo hice.

Aún hoy recuerdo el día que te hablé por primera vez. Te pedí prestado un boli. Te giraste para dejarmelo y no pude despegar mis ojos de los tuyos. Ese color verde oscuro se adecuaba perfectamente al pálido de tu piel y el negro de tu cabello.

"Gracias" dije sonriente, sin embargo solo hiciste un leve gesto. Cuando te fui a devolver el lápiz ví como en tú cuaderno escribías el nombre de "nuestro grupo" que por aquel entonces solo era tu banda favorita que resultó ser también la mía.

Comencé a cantar una de las canciones de la banda mientras cogias el boli. Te sorprendiste al ver que alguien más conocíera a ese grupo y pude notar como esbozabas una pequeña sonrisa. Me segusite la canción y al final de la clase hablamos sobre la música de aquella agrupación.

Esa semana y las siguientes nos las pasamos hablando de música y fotografía (algo en lo que coincidian nuestros gustos). Cada día que pasaba me gustabas más. Durante algunos meses estuvimos quedando los fines de semana para charlar y, por mí parte, estar a tu lado. Porque adoraba pasar tiempo contigo, incluso en silencio. Esos eran los que más me gustaban. Te tumbabas en el sofá de mi apartamento con los auriculares puestos susurrando las canciones que por estos se reproducían, yo me sentaba en el otro extremo y te observaba en silencio.

Observaba cómo de tus labios salían pequeños fragamentos de las letras, tus manos marcar el ritmo de la canción, cómo sonreías cuando se reproducían tus canciones preferidas.
Esa sonrisa tuya. Esa pequeña curva que se formaba en tu rostro y alegraba mis días.

Cualquiera que te viera por la calle diría que no sonreias mucho y que eras una persona fría, triste y distante. En parte no estaría muy equivocada, pues, no sonreias mucho y de vez en cuando sí eras algo distante, pero solo porque no estabas con las personas adecuadas.

Una vez te pregunté porque eras tan distante y me respondiste que la vida te había tratado lo suficientemente mal como para actuar de ese modo.

Pasados unos meses después de tu pequeña confesión te regalé unas entradas para el festival más espectacular que se celebra en nuestro país, al cual, asistía "nuestro banda".

Aquellos fueron los mejores cuatro días de mi corta y monótona vida. El último día del festival mientras nuestra banda favorita tocaba la canción que a ambos más nos gusta, me atreví a pedirte ser mi novia. Al principio no me escuchabas pero igualmente sonreiste, supongo que estaría rojo por la vergüenza y aquello te hizo gracia. Lo volví a repetir y esta vez me encargué de que me escucharas, pues grité con todas mis fuerzas. Al fin captaste mi mensaje y aceptaste.

De eso hace hoy dos años, seguramente no te acuerdes, nunca fuiste muy de recordar fechas. Durante nuestra época como pareja seguimos haciendo lo que haciamos antes, escuchar musica en mi apartamento (al que por cierto te mudasté después de mi insitencia), dando largos paseos por la orilla del río haciendole fotos a todo lo que allí había...

Siempre llevabas tu cámara contigo. Decías que al no tener buena memoria las fotos te ayudaban a recordar grandes momentos.

Nunca me fotografiaste. En un principio eso me molestó un poco pero después me explicaste que había ciertas cosas a las que no necesitabas hacer una foto para recordarlas en tiempos futuros.

También hoy hace ocho meses que te fuiste y nos dejaste, más bien me dejaste.

09/02/2012

Me costó entender porque te fuiste de ese modo tan horrible. Sin despedirte. Sin pedir una segunda opinión. Sin contar conmigo para ayudarte a tomar la decisión más acertada. Simplemente me dejaste una estúpida nota en el buzón.

"Lo siento he de irme lejos. No aguanto más en esta ciudad, el dolor me está matando. No te olvidaré, por favor, no lo hagas tú.

Te quiere, F".

Leí y releí la nota cientos de veces, repasé los momentos que vivimos desde que te ví por primera vez en la universidad hasta el último instante que pasamos juntos en busca de algo que me ayudará con el misterio de porque lo hiciste.

Hace un par de días miré en los cajones de tu escritorio y hallé un sobre que me dió la respuesta y el empujón necesario para cometer la locura de ir a buscarte y estar de nuevo juntos en un mundo en el que ya nada ni nadie nos hará daño a ningúno de los dos.

Hola!!!
Bueno aqui esta este relato que espero que os haya gustado mucho mucho mucho y hayaís disfrutado leyendo tanto como yo escribiendo.

Arriba os he dejado una imagen del chico que escribe la carta pero de todos modos aqui va otra:

(Álex Puértolas)

Agradecer sobre todo a Queenofbeers por su portada:)

Y a vosotros por haber empleado vuestro tiempo en leerme GRACIAS :) <3