Era ya invierno aquí en Boston, los niños corren felices y juegan con la nieve como todos los años aquí en USA. Yo siempre miraba por la ventana como esos pequeños se llenaban de alegría con tan solo tocar la nieve.
En el barrio mis padres organizaban las fiestas de navidad, ellos recolectaban el dinero y ponían las luces en las calles e casas. Ellos tienen mucho espíritu navideño en cambio yo no, se podría decir que soy el grinch de la casa. Siempre me quedo jugando con mis muñecas y viendo televisión aunque en estas épocas lo único que podemos ver son películas navideñas.
Un día mis padres me dejaron sola con mi hermana mayor, Hayley. Es tan odiosa que ni su tortuga la aguanta, pobrecita. Solo somos nosotras dos pero a mí me hubiese encantado tener un hermano mayor que me cuide de los chicos malos, en fin, el día en el que mis padres fueron a reunir el dinero para las luces y todo eso, llego una camioneta a la casa de al lado en el cual vivía Giselle, esta era mi única amiga, teníamos los mismos gustos, nos gustaban las mismas bandas pero había algo que me diferenciaba de Giselle, ella tenía cáncer. Cuando la conocí era una niña sana, alegre y muy temerosa pero con el tiempo se le fue cayendo el pelo dejándola calva y se tenía que poner gorros o bufandas en el pelo pero lo mejor de todo era que tenía unos ojos azules muy hermosos, me da muchas tristeza no tenerla acá y jugar con mis muñecas a que somos grandes e íbamos a muchas fiestas, de verdad la extraño pero tuvo que irse a España ya que ahí hay más tecnología sobre el cáncer.
Después de ver a los niños jugar, mi vista se fijó en la casa de al lado y en la camioneta que se había estacionado en la ex casa de Giselle, de esta bajaba un niño muy guapo yo diría guapísimo, era un sueño, no sabía si estaba soñando o ya estaba en las nubes creo que opto por la opción A: Estar soñando, es que el niño es guapísimo, ojos verdes, muy verdes diría yo, el cabello un rubio platinado de ensueño y una camiseta de mi banda favorita sin duda, el chico perfecto.
- ¡MABEEEEEL! – Escuchaba la voz de chillona de mi hermana a lo lejos, aun no sé cómo teniendo esa fea voz tiene al chico más precioso del Instituto.
- ¿QUÉ QUIEREES? – Le grite devuelta aun teniendo mi vista fija en el chico que ahora ayudaba a sus padres a sacar su bolso y algunas otras cosas más para su casa
- ¿PUEDES ABRIRLE A JOEEE? – me grita desde su habitación y como no le contesto, abre la puerta de su habitación y baja.
- ¿Acaso quieres que te grite más o qué? – Me dice con ironía y me mira mal.
- –HEY, LLAMANDO DESDE LA TIERRA A MABEL, DESPIERTA MUJER- me asusto porque me da un golpe en el brazo y me giro para verla mientras la miro mal. –
- Lo siento no le hago caso a las personas como tú – sonrió mientras me levanto y camino hacia la cocina para luego cerrar la puerta en la cara de mi hermana.
- MABEL ELIZABETH ESTAS CASTIGADA.- Escucho la voz de mi madre mientas abre la puerta de la cocina y me toma del brazo.- ándate a tu habitación, ahora –aprieta tanto sus dientes que me voy corriendo
Castigada tenía que estar, aunque es mucho mejor, prefiero estar aquí en mi habitación que abajo con mi hermana la chillona y mi madre la Hulk. Me acerco a la ventana para ver si el ¨Chico perfecto¨ aún seguía ahí y me equivoque ya que ya no está, comienzo a buscarlo por todos lados y veo que está en su habitación ordenando sus cosas. Suspiro y sonrió mientras lo sigo viendo, es como al chico que siempre me imagine o al menos al que yo me imaginaba.
Mientras estuve sumida en mis pensamientos y debatiendo si en verdad existe el chico o si era solo una ilusión, el me hacía señas mientras yo estaba volando en algún lugar del espacio. Cuando al fin aterrice en el planeta tierra me di cuenta que me estaba saludando y como Mabel es tan tonta solo le pude sonreír y después de eso PUM al suelo Mabel, me había caído por la estúpida silla en donde estaba sentada, me pare como pude y me acosté en la cama ya que me había pegado en la rodilla y esta me sangro un poco. Cuando estaba curando mi rodilla sentí una piedra en mi ventana, me asuste tanto cuando esta golpeo mi ventana que di un pequeño salto, me acerque despacio hasta la ventana y ahí estaba el. EL HABIA LAZANZADO LA PIEDRA pero ya no estaba en su casa si no afuera, estaba muy abrigado ya que hacia muchísimo frio afuera, creo yo, Me hizo señas para que abriera la ventana y intente abrirla pero más que intentaba no podía hasta que al fin pude, gracias Jesús ; pensé.
Cuando al fin pude abrir la ventana el chico de la casa de al lado hablo.
- ¿Quieres jugar con la Nieve? – me sonrio y yo le devolví el gesto, iba a aceptar hasta que recordé que estaba castigada, AGH ODIO ESTAR CASTIGADAAA ; Pense.
- Emmm...- susurro y muerdo mi labio mientras el me sigue sonriendo.- No puedo, estoy castiigada. Lo siento- Hago una mueca mientras rasco mi nuca ya queriéndola estrellar con la pared.
- Oh, no hay problema si quieres yo puedo hablar con tu mama para que te deje salir ¿Te gustaría?.- me sonríe y yo lo único que hago es asentir con frecuencia.
El comienza a caminar hacia la puerta de mi casa, yo abro la puerta y bajo hasta dónde está mi mama y mi hermana con su novio.
-Hola Joe.- sonrió y le doy un beso en la mejilla al novio de mi hermana- ¿Cómo estas pequeña?- que idiota, tengo 14 y aun me dice pequeña, agh estúpido; pienso mientras voy hacia la cocina y me encuentro con la puerta de la cocina golpeándome en la cabeza con esta. Odio ser tan pero tan estúpida y golpearme con todos los muebles de la casa, creo que tienen bronca conmigo. Luego de sobarme la frente siento el timbre y me acuerdo del chico perfecto, al recordarme de esto sonrió como una boba.
YOU ARE READING
Mabel Es... Mabel
Teen Fiction- ¿Por que todo debe ocurrirme a mi? - susurre mientras las lagrimas corrían por mi rostro.