PRÓLOGO

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-No puedo... -digo retirando su mano de mi vientre y apoyándome en la pared de aquella habitación. No está bien lo que estoy haciendo y no quiero seguir, se convertirá en un vicio para mí.
-Si vamos muy ráp
ido no me importa... -me interrumpe rozando mis labios con los suyos. Cierro los ojos. Va bajando poco a poco y me muerde con delicadeza el cuello.

Esta vez la que interrumpe soy yo.

-No es eso... El problema es...

Que te quiero.

Tras colocarme la camiseta y la falda en su sitio, cojo mi bolso rápidamente y salgo de aquella cabina de baño, ubicada en el tercer pasillo de la derecha.

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