In the end. ✏ Glenn Rhee

5

Pasamos aquel día tratando de salir de aquel interminable bosque pero digamos que no dormir me estaba perjudicando ahora ya que no me podía orientar para nada, acabamos decidiendo que al día siguiente proseguiríamos con nuestra búsqueda y que esa noche dormiríamos sobre un árbol, cosa que nos mantendría a salvo por aquella noche, pero no me esperaba que justo en ese momento me bajara el insomnio bajé de ahí, no habían señales de caminante alguno ni mucho menos de personas,Sophia seguía durmiendo pero si esperabamos encontrar a su familia al día siguiente debíamos movernos por lo que comencé a caminar por el bosque con la niña en mi hombro, definitivamente tenía el sueño pesado.

Cada paso que daba examinaba las hojas secas o el lodo que yacían en el suelo, aquellas pistas me podía servir de algo, o al menos eso esperaba. Cuando el sol ya estaba casi oculto en su totalidad escuché un gruñido, la pequeña rubia seguía dormida sobre mi hombro por lo que matar a aquel errante con mi cuchillo fue difícil pero no imposible, el dilema ocurrió cuando mi arma quedó atascada en la cabeza de éste y no tenía como acabar con el otro errante que había aparecido de la nada.

Cuando ya me resignaba a ser comida para caminante veo como una flecha atraviesa el cráneo de aquel putrefacto hombre, me llevé una gran sorpresa cuando me di cuenta que en algún lado había visto ese tipo de flechas antes, creí que era una simple coincidencia cuando volteé y me di cuenta que no era así, asi que de él eran esas flechas, pensé, sin saber el motivo sonreí levemente al ver a aquel hombre que me había salvado, aunque él seguía con su rostro sin expresión al igual que cuando lo conocí en el hospital.

- Chica del hospital.- Fue todo lo que dijo rompiendo el silencio.

- Cazador.- Dije de igual forma.

- ¿Como es que haz dado con Sophia?, la hemos buscado dos días.- Habló sin dejar de mirar a la pequeña.

- Estaba cazando un venado cuando la vi escondida en un lago, estaba asustada y sola asi que la llevé a mi campamento con los vatos y al día siguiente salimos a buscar a su familia, pero nos perdimos.- Paré de hablar abriendo bastante mis ojos, asustando un poco al cazador del que desconozco su nombre.- Dejé a los vatos solos en medio del bosque, debo volver, lleva a Sophia con su madre, debo ir por mis cabrones.- Le pasé a la pequeña al ojiazul pero antes de que yo me fuese corriendo tomó de mi brazo impidiendome movimiento alguno.

- Ni pienses que dejaré que recorras este bosque sola, es de noche y puede pasarte cualquier cosa, el plan será sencillo, buscaremos a mi grupo, encontraremos unos autos para ti y tu grupo, y en ese momento, sólo en ese momento iremos por ellos.- Me quedé un momento pensando en lo que dijo.

- Iremos suena a muchas personas.- Hablé mirandole a los ojos.

- Ni sueñes que dejaré que andes sola por ahí, los caminantes ya han llegado a esta zona de la ciudad, creí que lo habías notado.- Señaló los dos errantes que yacían en el suelo.

- Está bien, - comencé a susurrar.- suenas como mi jodido padre.

- ¿Qué es de él? - preguntó curioso.

- ¿Disculpa? - pregunté confundida.

- De tu padre, ¿por qué no estás con él?

- Días antes que esto iniciara él y mi madre tomaron un crucero de dos años, esa basura flotante se suponía que estaría los dos años sin tocar tierra por lo que deben estar bien, además él es militar y adoraba la idea de un apocalipsis, asi que no descarto la opción de que debe andar con un maletín con armas y un bolso con proviciones.- finalicé mirando mis dedos, los extraño mucho.

- Eso es...genial.

Luego de aquella plática dejamos a Sophia al pie de un árbol y coloqué sobre ella una manta que llevaba en mi mochila, no hubo palabra alguna entre el cazador y yo pero a ratos nos observabamos hasta que uno miraba hacia otro lado, finalmente yo acabé quedandome dormida, ya que al fin y al cabo confiaba en que aquel hombre haría bien la guardia.

Al despertar sentí algo levemente pesado sobre mi, dirigí mi mirada a eso encontrandome con la chaqueta que recordaba haberle visto puesta al cazador el día anterior. Me levanté y le vi, estaba cocinando algo en una fogata, dandome la espalda, por lo que fácilmente coloque su chaqueta sobre sus hombros, besé su mejilla y susurré en su oído un "gracias". El sólo elevó la comisura de sus labios pero por su actitud fría en casi la totalidad del día, eso me bastó para darme cuenta que aquel hombre fuese como fuese igual tenía un gran corazón.

- Allison.- Hablé rompiendo el silencio.

- ¿De qué estás hablando? - preguntó sin dejar de ver como se cocía una de las ardillas.

- Mi nombre es Allison, aunque suelen decirme Ally.- Sonreí levemente, mi apodo me hacía recordar tantas cosas.

- Bueno Ally, yo soy Daryl, Daryl Dixon, aunque suelen decirme pedazo de mierda.- Rió levemente, pero algo me decía que aquello no le causaba risa como el trataba de aparentar.

- Pues para mi siempre serás cazador.- Le guiñé un ojo de broma.

- Y tú para mi la chica del hospital.- Sonrió de lado, este hombre no era tan malo después de todo.

A los minutos Sophia despertó, apenas vió a Daryl lo abrazó efusivamente y la comprendo, ver un rostro conocido luego de unos días es el mayor alivio, el ojiazul al principio no le correspondió, se notaba que estaba incómodo, al parecer él no era de abrazos, pero finalmente acabó abrazando igual a la niña.

- Bueno, dejaré que tengan su momento "padre e hija" a solas, voy y vuelvo.- Hice un intento de sonrisa y comencé a caminar, sentí una presencia a mi lado pero decidí ignorarla.

- No es mi hija.- Susurró en mi oído Daryl para luego caminar ruidosamente de vuelta a donde estaba Sophia.

Un par de horas más tarde Dixon nos dirigió a donde estaba su grupo pero nos llevamos la mala sorpresa que cuando llegamos no había señal de vida, sólo se hallaban los autos que estaban barados y sin dueños. Sophia solo atinó a llorar, yo la abracé y a decirle cosas para que calmara, cuando finalmente lo hizo, los tres entramos en un auto y pasamos ahí la noche, volver al bosque no era una muy buena opción ya que los tres estabamos muy cansados.