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Llevo media hora en la fila del super mercado y sigo en el mismo lugar.
La persona encargada de cobrar por alguna extraña razón discute con un cliente.
Miro la hora de mi teléfono 3:15, el avión aterriza a las cuatro en punto. No puedo llegar tarde, dos años sin verlo y lo único que quiero es estar entre sus brazos como la ultima vez.
No puedo obligar a la fila avanzar mas rápido, por lo que observo la mercancía que cargo: -Leche -Galletas -Pizza instantanea
¿Necesariamente tengo que formarme en una fila tan larga solo por tres productos en mi carrito?
—Gabriella...—Llamo a mi hermana menor.
—¿Mande?—Contesta.
—Cuida el lugar en la fila, vere si nos pueden cobrar en otro lugar—le informo y me retiro de la fila.
Me dirijo con la señorita que trae puesta una camisa polo color rojo con el logo de la tienda.
—Disculpe...—Le hablo.
—¿Te puedo ayudar en algo?—Me pregunta de una manera muy amable y cortes.
—¿Podrían cobrarme en otro lugar?—Le pregunto—la fila en donde estoy formada avanza muy lento.
Me mira por unos segundos y asiente con la cabeza.
—Sigame.
Le hago unas señales a Gabriella para que se salga de la fila y me siga, obedece.
La joven se dirije hacia una caja para cobrar cerrada, ingresa una clave y la pantalla marca para empezar a cobrar, mis ojos se iluminan.
Mi hermana y yo rapidamente empezamos a descargar la mercancia para cobrar aunque no nos tardamos mucho tiempo, a los pocos minutos ya estamos en el estacionamiento intentando encontrar un taxi en la gran manzana de Nueva York.
Pasamos diez minutos y por fin se detuvo un auto color amarillo para poder llevar a Gabriella y el mandado en casa para poder tomar rumbo hacia el aeropuerto.
Ya dentro del automóvil le doy la dirección al conductor para que a los pocos minutos llegar a mi destino.
Bajo de auto con mi hermana detrás de mi con las bolsas en las manos. Frente a la puerta introduzco la llave en el picaporte para luego cerrarlo, corro hasta el comedor para poder dejar las bolsas y subirme a arreglar.
Miro el reloj son las 3:40, tengo veinte minutos para arreglarme y comer y el mismo tiempo para poder dirigirme a el aeropuerto.
—¡Calienta la pizza!—Le grito a Gabriella.
—¡Rápido ______!—Contesta—Dylan llega en menos de media hora.
▪◇▪
Me coloco mi brillo labial en la boca para después sellarlo entre ambos labios. Me pongo de pie e inspección mi atuendo un simple short color negro y mi blusa sin mangas con unas sandalias blancas. Bajo las escaleras torpemente y veo la hora 3:55 ¡Diablos!
—Sin comer—le digo a Gabriella.
Ella solo volteo y me contesta:
—Le mandas saludos de mi parte—me hace saber.
Salgo y corro para poder tomar un taxi en la esquina de la calle de mi hogar.
■ ◇ ■
El taxi tardo los cinco minutos que me restaban y peor aun había muchísimo trafico. Faltando una cuadra para llegar al aeropuerto, el taxi se detiene.
—¿Que pasa?—Le pregunto desesperada.
—Hubo un choque—continua—tardaremos aproximadamente una hora o mas.
No lo dudo más y le doy el efectivo correspondiente para después bajarme del automóvil.
Empiezo a correr en dirección de el aeropuerto, saco mi celular de mi bolsa llamo a Ivy mi mejor amiga.
—¡_______! ¿Donde estas?—me pregunta- Son las 4:10...
—¿Dylan ya llego?—Es lo único que logro decir.
Se queda unos segundos callada para por fin contestarme:
—No.
Suspiro aliviada.
—Estaré ahi en cinco minutos, lo juro.—digo y finalizo la llamada.
Cuando volteo hacia arriba veo el aeropuerto ¿cuando fue que llegue?. Ignore mi duda y me dirijo a donde Dylan llegara.
◇◆◇
Con una respiración entre cortada, llego por fin a donde recogeremos a Dylan. Mi Dylan.
Veo a lo lejos a una multitud reunida y logro reconocer a Lory. Me dirijo a ella.
—Hola—Logro decir cuando llego.
Me sonríe y me señala a una persona con la cabeza. Volteo y veo su sedosa cabellera negra no puedo evitar sonreír. Ahi estaba él, con su reluciente sonrisa. La sonrisa que tanto amaba.
—¡Hey O'Brien!—Grita Ivy.
Dylan voltea a nuestra dirección y al verme me sonríe con una sonrisa reluciente haciendo notar sus hoyuelos. Deja de hablar con la persona con la que charlaba y se dirige a mi con una sonrisa mostrando sus blancos y brillantes dientes.
No puedo evitar correr a su dirección mientras él extiende sus brazos para recibirme con un cálido abrazo.
—Te extrañe ______—Dice mientras me envuelve entre sus fuertes brazos.
—Y yo a ti, Dylan—le conteste dandole un beso en la mejilla sin miedo de mostrar mi felicidad.
—¿Porque tardaste tanto?
Me quede callada, maldita Ivy, me mintió.
—Mejor tarde que nunca ¿no?—le conteste y le di un cálido beso en los labios.
