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—¿Dylan?—pregunte en voz alta al escuchar ruidos desde mi habitación, terminaba la cena y como era costumbre algunas noches O'Brien se las ingeniaba para pasar desapercibido y terminar en mi habitación.
Todas las cenas que ha habido en esta casa siempre han estado presentes la familia de mi novio. Es muy raro que ellos no vengan, pero en esta ocasión no fue así, mi padre acababa de llegar de un viaje de negocios de esos que duran meses, y solo llega a casa a saludar un fin de semana. Y no es una sorpresa que a él no le agrade Dylan.
Para mí papá, Dylan es un chico agresivo que se salió de la escuela por problemas de violencia. Pero no es así, mi novio a teñido problemas pero porque su padre nunca está en casa (algo que tenemos en común) pero él trata de llamar así su atención.
Como sea, hoy termine rápido de cenar porque discutí con papá, y preferí quedarme con hambre que seguir viendo su cara. Hoy es domingo lo que quiere decir que terminando la cena se irá al aeropuerto.
—¿Dylan estás ahí?—susurre para no ser escuchada por mis padres, mi mamá está de acuerdo con nuestra relación, el señor es el que no sabe de ella... piensa que solo somos amigos.
Entro a mi habitación con la esperanza de que los ruidos que escucho sean de mi novio y no de un violador.
Unas manos se colocaron en mi cintura, la persona estaba a mis espaldas por lo que no podía verlo. Salte al sentir su toque en mi.
—Hola preciosa—Dijo él, mil emociones se tranquilizaron en mi interior.
—¡Dylan!—grite susurrando.
Este se comenzó a reír—Estas pálida.
—Claro que estoy pálida, me espantaste—susurre.
—¿Por qué susurras?—susurró.
—¿Por que lo haces tú?—De igual manera, volví a susurrar.
—Porque tú lo haces—sonrió y me besó.
El beso era tan especial, al igual que los otros. Encendía mil sentimientos dentro de mi, algo que solo Dylan provocaba.
—Te extrañe.
Reí—Me viste en la mañana.
Me regalo una media sonrisa—Lo se, solo que es extraño no cenar con ustedes.
Asentí—A veces me espanta que mi madre se lleve tan bien con la tuya, se supone que si son nuestras madres deben de llevarse mal.
Se rió—Mi madre te ama.
—Eso es muy extraño, es mi suegra... por lógica debe de odiarme.
Dylan rió demasiado fuerte, y no entendía el porque.. lo que dije no fue tan gracioso. Pesados pasos se comenzaron a escuchar desde las escaleras.
—Alguien está subiendo—dije espantada.
—¿Donde me escondo?
Tocaron la puerta, ya que la había puesto con seguro.
—¿_____? ¿Estas bien?—era mi padre—Escuche la risa de un hombre.
—¡Si estoy bien!—conteste—solo era un video de mi red social.—Le hice señas a Dylan que se pusiera debajo de la cama. Y obedeció.
—¿Por qué la puerta está cerrada?
—Oh, lo qué pasa es que me estoy cambiando.—como pude me quite los pantalones que traía y la blusa, para poder ponerme la pijama.
—Abre la puerta.
—Estoy sin pantalón—hable poniéndome la blusa.
Toco más fuerte para hacerme saber que no se iría hasta que le abriera la puerta.
Volteo los ojos y abro, el ve que no traigo pantalones y mira el cuarto.
—¿Estas sola?
—¡No papá!—fui sarcástica—Aquí está mi amigo imaginario, saluda Juan.
Mi padre volteo los ojos—Bien, tu cena te espera.
—No tengo hambre—mentí, me moría de hambre. De tan solo ver a Dylan me lo quería comer, de todas las formas posibles.
Asintió y se fue.
Suspiré y cerré la puerta, vi a Dylan saliendo de su escondite mientras yo me quitaba la blusa de mi pijama antes de que la viera.
—¿Ositos cariñosos?
Sonreí apenada—Si no te gusta, regálame una.
—Creo que te ves mejor sin pijama—dijo quitándome de las manos las prendas de vestir.
Dicho esto, me regala uno de esos besos suyos que amo tanto.
