Inuyasha, ¡abajo!

Kagome exagera...

Se escuchó un terrible grito seguido de un fuerte golpe que daba a entender que algo había caído violentamente al suelo, ese era Inuyasha. Como siempre, él y Kagome habían tenido una pelea por algún asunto insignificante y terminaron de esa manera.
—Vamos, no era para tanto... Simplemente le pregunté que si traía de aquella comida deliciosa e instantánea en vez de lo que ella preparó. Repetía en su mente el albino mientras se colocaba a la sombra de un árbol.
Kagome exageraba las cosas, o al menos él pensaba eso; además, siempre terminaba diciéndole "¡abajo!" y yéndose lejos de donde se encontraba el equipo que busca los fragmentos de Shikon.
—Viéndolo de otro punto, ella sólo se comporta así de agresiva conmigo... Con Sango es muy agradable al igual que con Shippo y Kirara; con Miroku (a pesar de ser un monje de lo más pervertido) se porta respetuosa y no hay que mencionar al Lobo... Me llena de rabia que sea tan cariñosa con él, ¿acaso no entiende que esta en peligro cuando ese sujeto esta cerca?— Seguía pensando Inuyasha, con su típica pose de brazos cruzados, sosteniendo a su Colmillo de Acero entre ellos.
Esa palabra... No podía recordar cuantas veces se la había dicho, pero si memorizaba el dolor de cada una de sus caídas. —No puedo seguir así, ¡tengo que quitarme esto de encima!— Acto seguido trató de quitarse el collar con el conjuro mágico, pero como todos sus anteriores intentos éste fue fallido.
—Pero, ¿si en vez de que yo tenga el collar, ella lo portara? Mi vida seria mucho más sencilla. No tendría que volver a experimentar aquel dolor humillante.— Un brillo apareció en los ojos dorados de la bestia, y de inmediato trató de hacerse una imagen con su anterior comentario:
—¡Kagome! Suelta a ese Lobo de inmediato.
—¿Por qué lo debería de hacer? Koga es un chico muy lindo y él SI me sabe cuidar, no como otros...— La mirada de Kagome fue a parar directamente a Inuyasha al momento de mencionar aquel "si", quien se encontraba a pocos metros de ellos.
—Kagome, ¡abajo!— Gritó Inuyasha con decisión y de inmediato el collar reaccionó a la palabra, haciendo que la chica de 3º de secundaria cayera al suelo.

—Inuyasha, ¡Inuyasha!— Dijo Miroku al encontrar a su amigo debajo del árbol, con la mirada perdida y con una sonrisa burlona y un poco desalineada.
Entonces fue cuando el ser de más de 200 años reaccionó, miró a Miroku a los ojos y en tono molesto mencionó (tal vez a sí mismo): —¿¡Por qué no puede ser verdad!?
—Mira Inuyasha, no se que te suceda, pero tenemos que ir por la señorita Kagome, sin ella no podemos encontrar los fragmentos de la Perla de Shikon. Acto seguido ayudó a su compañero a levantarse; en ello llegó Shippo y dirigiéndose a Inuyasha dijo:
—Vamos, no seas tonto, ve con Kagome y ofrécele disculpas. O ¿ni eso puedes hacer bien?— Su risa burlona se hizo presente lo que enfureció a el hanyo más de la cuenta.
—¡Ven para acá, mocoso!— Dicho esto, Inuyasha empezó a perseguir al pequeño Yōkai.

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