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Era martes y Karlie estaba sentada en un banco detrás de la vitrina; su cabeza estaba apoyada sobre su mano izquierda, haciendo que su cabello cayera de ese lado. Vestía una playera sin mangas color blanco, jeans negros, los cuales estaban un poco rotos de su muslo derecho y unos botines del mismo color que su pantalón.

Leía uno de sus cómics favoritos -era de Spider-Man- mientras Riptide por Vance Joy, sonaba de fondo. Tenía un ventilador apuntando directamente hacia ella a causa de ser una tarde muy calurosa del mes de agosto. La tienda de música en la que trabajaba no solía tener tantos clientes estos días, así que podía estar tranquila leyendo su comic.

Estaba llegando al final del comic, justo su parte favorita, cuando su estómago rugió. Tenía hambre.

-Mierda, creo que debería de ir por algo de comer.

Se paró del banco, dejó su comic abierto, agarró un par de billetes y salió del lugar. No se molestó en cambiar el cartel de Abierto a Cerrado, pues no se tardaría más de diez minutos en ir y venir. Cruzó la calle y entró a la cafetería que, desde hace unas semanas, se había vuelto su favorita.

-Hola, cariño -le dijo la señora cuando fue su turno-, ¿cómo has estado?

-Bien, gracias, ¿usted?

-Mejor que nunca, cariño -la señora le sonrió, a lo que Karlie respondió de la misma forma-. ¿Qué vas a llevar hoy?

-Lo mismo de siempre, Annie.

-¿Sándwich y jugo de naranja?

-Si es tan amable.

-Claro, cariño, te lo doy en un momento.

Karlie le pagó a Annie, y la más grande fue por la orden. Mientras ella regresaba, Karlie volteó y buscó por el local a la chica por la cual se había vuelto su cafetería favorita, la rubia de ojos azules. La vio a unas mesas apartada de ella, justo en una que quedaba en la ventana hacia la calle. Aquella chica estaba muy concentrada en su libro como para poner atención a su alrededor. Karlie sonrió para sí misma.

-Aquí tienes, cariño -Annie interrumpió sus pensamientos.

-Gracias, Annie -Karlie le sonrió a la señora y salió del local, no sin antes darle una última mirada a aquella chica de ojos azules. Entró a la tienda de música, se volvió a sentar en el banco, sacó y abrió su comida, y siguió leyendo su comic.

Diez minutos después, justo cuando se terminaba la primera mitad de su sándwich, la campanilla de la puerta sonó. Karlie alzó la mirada, sus ojos se abrieron como platos, y juro que su mandíbula podía tocar la vitrina. La ojiazul hizo una mueca de asco, Karlie todavía tenía algo de comida en su boca.

Karlie le dio un rápido vistazo de arriba abajo. Vio que llevaba puesto una playera color mostaza, unos shorts de mezclilla y unos botines del mismo color que su playera. Cuando Karlie salió del trance, cerró su boca y bajó su cabeza un poco sonrojada.

-Hola -dijo la chica.

-Ho... hola -Karlie se pegó mentalmente por tartamudear. Estaba nerviosa-, ¿en qué puedo ayudarte?

-La semana que viene es el cumpleaños de mi hermano, y yo... supongo que podría, no sé... darle algo de música -dijo mientras se rascaba la nuca.

Karlie sonrió.

-¿Cómo qué tipo de música?

-Yo creo que... ¿cómo se llama la canción que está sonando ahora?

Karlie escuchó atentamente a la música que sonaba muy bajo.

-Renegades por X Ambassadors.

The One [kaylor] - minificDonde viven las historias. Descúbrelo ahora