Me muevo junto al ritmo de la música, noto las miradas de todos los hombres que mueren por tener algunos minutos conmigo en la cama, noto como alguno de ellos tocan mis piernas, sin tener éxito, gracias a la plataforma en la que me encuentro, otros por su parte arrojan billetes, lo cual me viene muy bien para poder alimentar a mi gran familia.
Después de casi una hora bailando, decido ponerme la camisa, la cual es igual de brillante que mis shorts, para bajar a tomar unos tragos al bar, ya que, aún me queda una larga noche por delante.
–¿Por qué bajas precioso?
–¡Vuelve ahí y baila!
–¡Vamos!, sólo un rato más, luego podemos hacer cochinadas en mi casa.
–Lo siento chicos, termino mi turno, vuelvan en 1 hora.– digo aguantando las inmensas ganas de golpear a cada uno de ellos.
Llegó al bar y me siento en una de las sillas rojas que se encuentran a lo largo del mesón.
–Sam, me puedes dar un trago ¡Por favor!
–Claro.–toma algunas botellas y un vaso y comienza a mezclar licores de una manera muy ágil.– Aquí tienes Ian.
Mientras tomo mi trago noto que alguien me observa. Sin mirarlo, le digo:
–Toma una fotografía, duran más tiempo.
El hombre de mediana edad se acerca algunos asientos y me dice:
–Podría tomarlas mientas estás en mi cama.
–300 dólares la hora.– Le digo y le dedico una sonrisa, fingida claro.
–Entonces vamos al hotel.
–Lo siento, ahora no puedo. Tengo que volver a mi trabajo.– digo mientras me levanto.– Si quieres me puedes esperar a la salida.
–Bueno, en la entrada nos vemos.
Camino hacia mi plataforma y comienzo a bailar nueva mente, a los pocos segundos algunos hombres comienzan a acercarse y a tirar dinero nuevamente.
–Precioso ¿me quieres bailar en ese asiento? –Grita un joven de unos 23 años. La verdad, bastante atractivo.
–Claro. 100 dólares.–Normalmente cobro 200 por baile, pero no me molesta bailar con él.
El chico me entrega los 100 dólares y luego nos dirigimos a unos asientos que están cerca. El se sienta y yo comienzo a bailar sobre sus piernas. Noto como un bulto se forma en sus pantalones a medida que colocó mi trasero en ellos, luego me doy vuelta y comienzo a rozar mi miembro junto al suyo. No siento absolutamente nada, me gusta separar mi trabajo de la vida amorosa. Luego de un rato me levanto.
–Adiós.–Le digo.
–Pero sí solo estuviste 5 minutos. Vuelve
–Fueron los 5 mejores minutos de tu vida, se acabó el tiempo, si quieres otros 5 minutos más, son 100 dólares.
–Vete al diablo.–Dice mientras levanta el dedo medio de su mano.
–Ahí nos veremos y podrás pagar otros 100 dólares.–Le dedico una sonrisa y mi dedo medio.
Camino otra vez a mi puesto y bailo. Las horas pasaron bastante lentas, fue una noche muy aburrida pero por fin son las 3 am. Haré lo de los 300 dólares y luego iré a casa.