Poema XIV

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Te vi un punto, y flotando ante mis ojos

la imagen de tus ojos se quedó,

como la mancha oscura, orlada en fuego,

que flota y ciega, si se mira al sol.


Adondequiera que la vista fijo,

torno a ver sus pupilas llamear;

mas no te encuentro a ti; que es tu mirada;

unos ojos, los tuyos, nada más.


De mi alcoba en el ángulo los miro

desasidos fanáticos lucir:

cuando duermo los siento que se ciernen,

de par en par abiertos sobre mí.


Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche,

llevan al caminante a perecer;

yo me siento arrastrado por sus ojos,

pero a dónde me arrastran, no lo sé.


Rimas y leyendas - Gustavo Adolfo BéckerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora