Decimosexta vez que llego al treinta y uno de diciembre con ganas de darme otra oportunidad para hacerlo todo bien.
Ahora tengo doce meses para ganarme el brindis de la próxima nochevieja.
Doce meses para cerrar unas puertas y poder abrir otras. Para dar la bienvenida a quien se presente, y desconocer a personas que creía conocer.
Doce meses largos. Algunos de mucho frío, donde no aparece casi nadie. Y otros de menos frío, donde todo el mundo sabe arroparte.
Doce meses más de decepciones, y unos cuantos días menos de sorpresas, por culpa de falsas ilusiones.
Doce meses para demostraros que os necesito cada día una vuelta al mundo más. Y que ni de coña podría soportar pensar que ya no estáis.Hoy merezco alzar una copa de champán por los trescientos sesenta y cinco días que he pasado con la soga al cuello.
Pero vosotros os merecéis una destilería entera desde que os conocí, por saber aparecer en medio de la tormenta. Por demostrarme que personas que un día no conoces, pueden convertirse en tu familia.Feliz año 2016.
Nos vemos en las malas.