El Árbol del Ahorcado

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  Condenado.

  Aquella palabra se repetía como un eco en mi cabeza.

  Keith. Mi Keith, condenado a la horca. A la muerte.

  Sentí las lágrimas desbordar mis ojos. Esta vez no me importaba que me vieran llorar. Esta vez me estaban arrebatando lo que más quería. La única razón por la que respiro. Lo único por lo que vivo.

  Pero eso ya no importa, van a alejarlo de mi lado para siempre. La mañana de ayer parece tan lejana, nada de esto pasaba,  estábamos juntos, riendo de sus bromas.

  Si antes guardaba algún tipo de cariño por mi padre, se esfumo por completo cunado culpó a Keith de matar a aquellas personas de La Veta y si eres el alcalde del Distrito 12 tú palabra vale más que cualquier otra, aún cuando fuiste tu quien mando a matar a aquellas personas.

  Voltee a verlo y su mirada se encontró con la mía. Me sonreía de una manera siniestra que me decía “te lo dije Lyra, no podrías estar con él y encontraría la manera de separarlos”. Hace un tiempo mi padre de entero de que yo salía con Keith. No lo acepto. Un minero de La Veta no puede estar con la hija del alcalde.

  Dirigí mi mirada hacia Keith. Me estaba viendo y sus ojos grises reflejaban tristeza. Aquello termino de partir mi alma.

  Estaban conduciéndolo hacia el bosque a través de la gente que se había congregado a ver la sentencia. Algunos lo criticaban, otros lo miraban con tristeza y decepción, pero lo que llamo mi atención fue ver un niño hacer el saludo de nuestro distrito, el mismo que se realiza cuando alguien es elegido como tributo.

  No lo dude, camine hasta el gritando su nombre y cuando lo tuve en frente, lo bese por última vez, a pesar de los esfuerzos de los agentes de la paz por separarnos.

  Ese beso decía todo lo que sentía por el y que lo amaría incluso después de morir. Ambos nos dijimos te amo al mismo tiempo y nos sonreímos. Pero su sonrisa desapareció cuando vio a más agentes venir junto a mi padre para alejarme de ahí.

  "Corre". Hice caso a sus palabras y huí de la escena y me adentre en el bosque hasta que llegue a aquel árbol donde solíamos vernos y me pidió huir con él, me quede contemplándolo dejando caer lagrimas silenciosas. No se por cuanto tiempo estuve así, solo se que en un momento escuche ruidos y me oculte detrás de unos arbustos.

  Vi a dos agentes de la paz conducir a Keith hacia un árbol. Nuestro árbol. Vi como ataron la cuerda, acomodaron su cuello en ella y su cuerpo colgaba hasta quedar sin vida.

  Como ellos se fueron después de que lo colgaron, no pudieron escuchar lo que dijo con su último suspiro.

-Te amo, Lyra.

  Me sentía estúpida por ver como moría y no hacer nada, era como si de pronto careciera de toda movilidad, pero en cuanto termino de decir aquellas palabras me acerqué a él y tome la cuerda de más que trajeron los agentes de la paz, la ate al árbol y en mi cuello, como un collar. Tome la mano de Keith con fuerza y dije mis últimas palabras.

-Te amo, Keith.

  Y me deje caer a su lado.

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