La historia de Kimo.

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Creditos a @UnMemoSalvaje por crear a Kimo y aportar en su historia.

...

Era un hermoso día, un cielo despejado y un clima agradable. Girlia se encontraba contemplando ese maravilloso día desde el regazo de su dueña. Una señora de edad mayor que, tras perder a su esposo, adoptó a Girlia, una gatita encantadora que le brindaba compañía.

Girlia no conocía el exterior pero, como todo gato, su curiosidad la hizo salir un día cuando, por un descuido, su dueña había dejado una ventada abierta. No pudo darse cuenta cuánto se había alejado de casa hasta que cayó la noche,  la libertad que le había brindado estar en el exterior la había cautivado tanto que no podía parar de ver todas las cosas que le llamaban la atención, pero ese sentimiento se convirtió en miedo al no poder regresar a casa. Caminaba por los estrechos callejones que eran apenas iluminados por las farolas de la calle. Un grupo de gatos se acercó a ella, acorralandola en un círculo, el jefe de esta pandila se acercó a ella y en cuanto quiso escapar, fue tirada al suelo por el otro gato, arañando su pequeña patita. No fue hasta que otra señora salió de su casa que ahuyentó a los demás gatos y curó a la pequeña Girlia, devolviendola a su respectiva dueña, quien ya se estaba preparando para repartir volantes para encontrar a su gata.

Un año después, Girlia se preparaba para recibir a sus primeros hijos, como madre primeriza estaba un poco asustada, pero felíz de poder traer al mundo a esas pequeñas criaturas.

La señora había invitado a sus hermanos para que pudieran ver a los gatitos al momento de nacer, todos eran amantes de los animales, así que estaban encantados con Girlia. Llegó el momento de parir y los primeros fueron dos gatitos completamente blancos y al final, después de un rato, salió una gatita con su pelaje totalmente negro, que ganó el afecto de todos los presentes, excepto de uno de los sobrinos de la señora, que odiaba a los gatos. Unos cuantos familiares se quedaron unos días para hacerle compañía a la señora, ya que siendo tan mayor, no podría cuidar bien de Girlia y sus crías. Entre ellos estaba su sobrino, que no soportaba ver a los gatos.

En el último día, cuando todos iban a despedirse, el muchacho se excusó para salir de la casa y así no ver a los gatos. Tenía cerca de 15 años y era un chico rebelde y problemático. Encendió un cigarrillo y se quedó junto al jardín de su tía. La señora salió en busca del muchacho y en cuanto lo encontró, gritó enojada al ver lo que hacía.

-MARIO MUNÉZ ANDRÉS!

El muchacho, asustado, tiró el cigarrillo, que aún se encontraba encendido, al jardín de su abuela, donde se encontraban unas flores secas que no tardaron mucho en quemarse e iniciar un descomunal incendio que se extendió hasta la casa de la señora, donde se encontraban sus familiares, que no tardaron mucho en salir. La señora, como pudo, entró nuevamente en la casa para salvar a su preciada Girlia y sus nuevas crías. El humo le complicaba seguir, pero al fin llegó hasta la caja donde se encontraba Girlia y sus gatitos. La pobre estaba atemorizada y sus pulmones se estaban llenando rápidamente de humo, pero no podía dejar a sus hijos.

-Vamos Girlia, hay que salir de aquí- decía la anciana muy desesperada por sacar a la gata, quien apenas podía ponerse de pie.

Girlia sabía que la señora no podría cargar con ella y sus hijos, no lo pensó tanto y tomó una decisión.

-Miau

-No Girlia, vamos a salir todos- decía la desesperada anciana intentando levantar la pesada caja.

-Miau- dijo la gata bajando de la caja.

-Girlia- dijo la señora intentando tomar a la gata, pero esta se escondió bajo la cama.

-Miau- dijo la pequeña gatita negra, quien también saltó de la caja y corrió hasta su madre.

Juntando todas sus fuerzas, Girlia tomó del lomo a su pequeña hija y salió de la cama para acompañar a la señora hasta la puerta, dejando a su hija a salvo, la pequeña Girlia cayó al suelo después. El humo había dañado la salud de ella y de su dueña, quienes al final no pudieron salvarse. Los gatitos blancos fueron adoptados por diferentes familiares, la gatita negra fue entregada al muchacho que había causado alquel estrago, pero en cuanto se dignó a ir a su casa, puso a la gata en una caja cerca de un basurero que se encontraba en un callejón, dejándola a su suerte. No todo estaba perdido, ya que un vagabundo la encontró y la cuidó como pudo, pero no podía seguirla manteniendo, así que la dejó en una caja con una nota en la que pedía que la cuidaran. A la pequeña Kimo.

-y así es como Kimo llegó a mis manos y se hizo parte de esta família, fin.

-Laurie, ¿por qué les cuentas esa historia? Sofía siempre termina llorando- dijo Kim tomando a la pequeña Sofía en sus brazos- no llores amor, sólo es una historia.

-No lo es Kim, Kimo me contó esa historia, es real- tomó a Santiago en sus brazos.

-Cuentala otra vez mami, me gusta la historia de Kimo- decía el pequeño e inquieto Santiago en los brazos de su madre.

-Mami, Girlia se murió- lloraba la pequeña Sofía en el hombro de su otra madre.

-Ella está en el cielo cuidando de Kimo, princesa- decía Kim intentando calmarla.

-Así es bebé- se acercó Laurie y besó la cabeza de su hija- Además, Kimo está muy felíz de estar en esta família, ella misma me lo dijo.

-miau.

-lo ves

La pequeña Sofía se bajó de los brazos de su madre y tomó a Kimo en sus brazos.

-Te quiero Kimo- dijo la pequeña con, aún, lágrimas en sus ojos.

-Miau.

***

Kimo es niña! XD

Extras De "Te Amaré Por Siempre"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora