Capítulo 2: la llegada.

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Y así fue como me aceptaron en la Academia de Canto de Inglaterra. No paré de sonreír durante tres semanas, a cada segundo, sino hasta que llegó el gran día, era momento de dejar la granja para cumplir mi sueño. Empaqué una mediana maleta con mi ropa, la cual aclaro, no era ropa de granjeros o lo que puedan ustedes creer, sino que era de un adolescente normal. Perdón que lo diga, es solo que a veces creen que por vivir en una granja soy como un extraterrestre o algo por el estilo.

Me despedí por última vez de mi perro y subí junto a mi padre al auto, a la par que mi madre conteniendo unas pocas lagrimas, se despedía por la ventana del auto.

-No dejes que nadie te moleste y diviértete mucho, comes bien que estás muy flaco... - dijo continuando, pues tal parecía que no quería que me fuera nunca.

Terminé de despedirme de ella y emprendimos el camino hacia Londres, no tardamos tanto en llegar; en el camino papá me hablaba diciéndome una y otra vez cosas como que no sería sencillo y que no es al estilo de vida que estuve acostumbrado todos estos años, pero por más que dijo, no me desanimé ni un segundo, pues todo por lo que había trabajado durante tantos años, al fin se cumplía. Llegamos a la gran ciudad, donde pasamos por las calles lentamente, el camino se me hacía eterno, aunque eran tan solo unos minutos. Finalmente llegamos, en el estacionamiento se veían otros varios autos, algunos chicos con sus padres platicando, o yendo adentro, algunos reencuentros de amigos, en fin, lo único que yo veía era la entrada, no podía esperar.

Ambos bajamos del auto y fuimos hacia la entrada de la recepción, donde se encontraban todos los alumnos nuevos, todos con sus padres charlando, tal parecía que algo esperábamos y así era, el director Cowell acompañado por la maestra de las audiciones, cuyo apellido era Whinston salieron.

-Atención, escuchen - dijo el director, provocando que todos le prestaran atención - los alumnos vendrán con la señorita Winston y conmigo hacia el auditorio para información relevante, y los padres hasta aquí llegan, gracias - dijo amablemente, a lo que al instante todos se despedían de sus padres y entraban al auditorio de poco a poco.

-Bueno... Es hora... - dije con una sonrisa.

-Sí, cuídate mucho hijo... Tú eres mi campeón, ¿Okay? - dijo él algo triste aunque lo ocultaba, para luego darnos un emotivo abrazo, seguido por su partida hacia el auto y posteriormente de vuelta a la granja.

Dejé mi maleta donde todos las habían dejado en una sección de la recepción, pues era claro que a una junta no podríamos llevarlas. La dejé y junto con los demás, íbamos pasando hacia el auditorio principal, donde tomé asiento entre dos chicos los cuales obviamente no conocía, y no me importaba aquello, solo quería oír lo que nos dirían.

-Bueno chicos, antes que nada, muy buenos días a todos - dijo el director desde el escenario, recibiendo algunas contestaciones recíprocas - bueno, como ustedes saben si están aquí es porque tuvieron lo que se necesitó para destacar de entre miles de aspirantes alrededor del país. Para tener cifras más exactas, de un aproximado de 1450 jóvenes quienes audicionaron en las diferentes fechas, salieron ustedes, un total de solo 150 chicos - dijo con una sonrisa - sin embargo, como ya saben, aún no tienen asegurado un lugar en la academia, pues de ustedes, tan sólo podrán quedar los mejores 75, sólo la mitad, así que no bajen la guardia jóvenes. En esta semana tomarán clases, estilo propedéutico, para la audición decisiva, la cual será de hoy en ocho, es decir, sábado. Les deseo la mejor de las suertes muchachos y felicidades por haber destacado de esa manera. Y una ultima cosa, como sabrán, se quedarán en la residencia estudiantil de la academia, para saber sus habitaciones asignadas, revisen las listas las cuales estarán pegadas en las mamparas de la entrada de la misma, las habitaciones no son mixtas y serán para dos o tres alumnos solamente, no hay individuales ni de cuatro para arriba. Sin nada más que agregar, mucha suerte muchachos - dijo el sonriendo y retirándose, seguido de muchos aplausos calmados por nuestra parte.

Lo que dijo realmente me asustó, pues había de nuevo grandes posibilidades de no quedar seleccionado para en definitiva formar parte, pero por eso trabajaré muy duro esta semana. Salí junto con el resto de los muchachos y tomé mi maleta, saliendo del edificio y caminando un par de calles hasta la residencia, donde al llegar, me dirigí a ver las listas para ver cuál era mi habitación y con quién compartiría, aunque era obvio que no sabría quien era, no estaba de más saber su nombre.

-Habitación 311, cuarto piso... - leí, lo cual me agradó, pues me gustaban los pisos altos - Tomlinson Louis... - dije leyendo el nombre del chico que seria mi compañero.

Me despegué del lugar, el cual comenzaba a llenarse de gente, pues todos querían saber sus habitaciones y me dirigí al cuarto piso, donde al llegar vi a varios chicos charlando en los pasillos, solo me dediqué a buscar mi habitación y la encontré, respiré profundo y abrí la puerta con una gran sonrisa.

Al entrar lo primero que vi fue a un chico alto, de cabello castaño y ojos color azul brillante, supongo que sería mi compañero, en ese momento él volteó a verme.

-Hola, me llamo Louis, ¿tú eres ____, verdad? - dijo algo amable.

-Sí, soy yo - dije sonriendo entrando totalmente, dejando la puerta abierta detrás mío.

-Bien, esa es tu cama - dijo señalando la cama de la derecha.

-Grandioso, gracias - dije feliz dejando mi maleta a un lado de esta, y sobre ella se encontraban mis llaves, las cuales tomé.

Era una habitación pequeña pero acogedora. Estaban las dos camas, separadas por un buró con una lámpara, en la cabecera de casa cama había una anticuada pero linda ventana. Había un gran armario de madera y un escritorio un poco más largo de lo usual. A los pies de las camas había un cajón donde podíamos guardar nuestras cosas más personales.

Al haber salido de la junta nos dijeron que los horarios que nos habían mandado en el correo de aceptación serían para esta semana, y según esto, tengo clase de jazz en 30 minutos.

-¿Qué clase te toca? - preguntó Louis amablemente.

-Jazz, ¿a ti? - pregunte comenzando a desempacar.

-Igual, genial, déjame ver - dijo tomando mi horario - vaya, tenemos las mismas clases - dijo feliz.

-Cool - dije amablemente aun desempacando.

Terminé de desempacar y nos vestimos, pues había reglas acerca de la vestimenta. No se metían con tu cabello o tu maquillaje, pero debías siempre usar ropa apropiada, nada de sandalias o shorts, o tirantes. Acabamos de ponernos la ropa y yo até mi cabello en una pequeña cola de caballo, pues el largo me daba para hacerlo.

-Me gusta tu cabello, se ve tan natural - dijo Louis con una sonrisa mientras íbamos en camino.

-Oh, gracias, eres muy gentil - dije en respuesta. No sé por qué, pero Louis no termina de darme buena espina, siento que hay algo detrás de cada palabra que dice.

Llegamos al salón, donde todos calentaban sus gargantas por su parte, Louis fue hacia una silla y yo me quedé en otra, algo apartado de él, supongo que es un poco centrado en lo suyo. En eso, alguien que yo reconocí al instante me habló.

-Hola, oye, antes de que hables escucha, lo del día de las audiciones fue un accidente, te juro no sabía que era el vestidor de chicas... - dijo él mismo chico del lunar, se lo notaba algo apenado - soy Liam por cierto.

-____ - dije sonriendo aceptando su apretón de manos.

Charlé un rato con Liam, hasta que la clase comenzó, Louis se me acercó y me hablaba en voz baja.

-Vaya, vi que conociste a Liam... No te juntes con él, o creerán que el canto para ti es un juego - dijo él volviendo a prestar atención al profesor.

No sé bien de qué es de lo que Louis estaba hablando, pero como sea, este es mi primer día en la academia. No sé qué será de mí en una semana, pero el simple hecho de poder estar aquí hoy, con estos nuevos chicos que conocí, me alegra bastante, por fin comienzo a vivir por aquello por lo que tanto luché, con un nuevo amigo algo despistado y que al parecer no se toma el canto en serio, y un compañero de cuarto que da un aire de hipocresía y el cual se ve bastante serio y centrado en lo suyo. Sé que no son malas personas, ni tampoco unos santos, pero algún día incluso extrañaré tenerlos cerca, porque ellos son parte de lo que ahora vivo... Mi sueño en la Academia Nacional de Canto.

Singing Academy (1D y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora