01/03/2015
21:00 horas, en el recibidor del edificio de Miguel.
Miguel y Alex se encuentran hablando sobre su próximo vídeo para Youtube, hasta que llega Rubén por la puerta del edificio. Es ahí cuando Miguel y Rubén cruzan sus miradas mientras se regalaban una bella sonrisa.
- Bueno, nos vemos mañanas chicos. - dijo Alex despidiéndose de los dos individuos. Mientras Alejandro salía por la puerta de ese enorme edificio en pleno centro de Madrid, Rubén se acerca a Miguel, su mejor amigo, y puede que algo más que solo un amigo.
Mangel decide romper ese silencio que había entre los dos, no era un silencio incómodo sino que... Un tanto extraño ya que ellos siempre bromean y se ríen de todo lo que los rodea cuando están juntos.
- ¿Que haces aquí, Rubén?
- He venido porque tenemos que grabar un vídeo juntos, ¿lo recuerdas?
- Oh, si, subamos. Dijo Miguel un poco nervioso, ya que se le había olvidado que tenían que hacer un vídeo juntos.
Los individuos se dirigen al ascensor, entran a la vez, todavía sin decirse nada. Miguel pulsa el botón que contenía el número 8, ya que su apartamento se encontraba en el octavo piso.
Entonces, el ascensor se para, apagando las luces a la par que se encendía la luz rojiza de emergencia.
- Oh, oh. - Logra decir Rubén, hay que recalcar que estaba acojonado debido a que el sufría de claustrofobia.
Miguel gira su rostro para observar el de su mejor amigo, estaba pálido y podía jurar que Rubén estaba a punto de desmayarse, porque podía ver como temblaba y se tambaleaba debido al mareo. Unas pequeñas gotas de sudor emanan del rostro del chico castaño.
Miguel lo único que logra hacer para proteger a su amigo, extiénde sus brazos, dándole a entender que se podía refugiar entre los brazos de Mangel. El chico de metro noventa, no reacciona ante el gesto de su acompañante, y permanece en el mismo estado.
- Ven aquí, tontito. Dijo el chico de gafas, con un tono dulce que no era propio de él con los hombres.
Rubé sigue sin acceder a lo que su amigo le dice. Miguel decide acercarse él mismo ya que su amigo estaba paralizado.
Cuando sus brazos enredan el cuerpo de Rubén, el castaño emana un suspiro de alivio, correspondiéndole el abrazo.
El pelinegro, frota su mano hacía arriba y abajo, intentando tranquilizar a su amigo, a la par que darle seguridad.
- Tranquilo, ya se está a punto de arreglar el ascensor. Ahora, tranquilízate, si yo estoy aquí, contigo, estamos juntos, no te puede suceder nada malo mientras esté yo junto a ti. Emite Miguel, con un tono suave.
Los dos individuos, se separan de ese recomfortante abrazo.
Mangel mira los labios de Rubén, rosados y un poco humedecidos debido a las pocas lágrimas que había emanado sus ojos verdosos. Rubén, hace lo mismo con los del chico que tiene enfrente suyo. Seguido de eso, ambos se miran a los ojos, sus ojos estaban conectados, con un cierto brillo en los ojos de los dos, se notaba el cariño que había en su relación amistosa. Rubén no aguantaba más tiempo así, aguantándose sus enormes ganas de besarle. Y, le besa, tiernamente. Acto seguido de ese beso fugaz, el ascensor, vuelve a funcionar mágicamente, es como si la electricidad que había en ese instante entre los dos, hubiese reparado ese maldito ascensor. Miguel, se coloca al lado del chico con el pelo alborotado. A lo que el chico de gafas negras, lleva su mano en busca de la de su acompañante, hasta que la encuentra. Entrelazan sus manos, para no perder la conexión que se había formado entre los dos en ese mismo ascensor. Las puertas del mencionado se abren, dejando ver todo el piso número ocho. Salen de este, aún con sus manos entrelazadas durante todo el recorrido, para llegar al apartamento 777. Entran los dos en esa casa adornada con figuritas de personajes de sus videojuegos, películas y animes favoritos, era tarde, demasiado tarde, al parecer había permanecido en ese ascensor más de lo que se imaginaban.
- Son la 1 de la mañana, ¿te apetece quedarte aquí a dormir? No quiero que estés a estas horas de la madrugada en la calle. - Dijo Miguel, parecía la madre de su amigo, por ese tono protegedor con el que emitió esa frase. Rubén lo miró con los ojos brillosos debido a que hacía bastante tiempo que no dormían y pasaban una noche juntos. El chico accede. Rubén, volvió a la realidad, todo lo que había sido explicado anteriormente era un flashback, su flashback, porque recuerda ese día como si fuese ayer, recuerda cada detalle de lo sucedido en ese edificio en plena Gran Vía, porque jamás olvidará la vez en la que besó a su amigo, como nunca antes lo había deseado. Pero... Ahora ya no es lo mismo... Su mejor amigo, tiene... novia, si, si, novia. Y Rubén no puede sobrellevar esa noticia, porque él ama a Miguel con todo su puro y profundo corazón.
01/03/2016
Misma hora, mismo lugar.Miguel y Rubén se encuentran sentados en el sofá del primer mencionado.
Rubén no aguanta más esa presión que siente, al no poder actuar como lo hacía antes con su amigo.
Rompe a llorar. Llevando sus codos a sus rodillas, hechándose sus manos de aspecto femenino a su rostro, agachando la cabeza.
- ¿Que te sucede? - Pregunta Miguel sorprendido y preocupado por el estado en el que estaba el chico.
- Nada - Emite Rubén sollozando.
- No es posible que no te pase nada y te eches a llorar así de repente.
El chico de metro noventa continúa emitiendo lágrimas de sus ojos.
Miguel se vuelve a preocupar, y se acerca más a su amigo.
- ¿Me vas a decir ya que te pasa, por favor? Quiero ayudarte. - Emite el pelinegro.
En verdad, Rubén lo extrañaba, y mucho, su amigo no sabía lo mucho que significaba para él, y que ahora que tenía novia, no lo veía nunca, salvo... Hoy. Miguel insiste en que le explique que le sucede.
- Si no me lo cuentas tendré que sacártelo a la fuerza, con mi estrategia, como solo yo lo se hacer. Dijo con un tono insistente a la par que seductor.
Rubén no se resistía a los encantos de su amigo.
El chico de gafas decide plantarle un beso en los labios al chico sentado a su lado.
Todo va subiendo de tono. Rubén se estura en el sofá ya que estaban sentados.
El chico de más baja estatura que su amigo, le sube la camiseta al noruego.
Éste hace lo mismo con el andaluz.
El pelinegro dejaba besos en el cuello del castaño, cosa que revolucionaba el cuerpo del alto. Rubén baja los pantalones de su amigo que se encuentra encima suyo, Miguel repite el gesto. Cada individuo baja la ropa interior del otro, pero, hay una diferencia al hacer esa acción. Ya que, el andaluz baja los bóxers del noruego con los dientes, dejando a la vista su pene. El castaño, baja la ropa interior de su mejor amigo posando las manos en las caderas de Miguel, bajándolos suavemente, observando su enorme y creciente erección.
- No sabes lo mucho que he deseado esto. - Dijo Rubén soltando un gemido.
- Y no sabes lo mucho que he deseado hacerte mío, bebé. Hacerte mío de una vez por todas. - Emanó Miguel jadeando.
Volvió a plantar un beso sobre los labios de Rubén.
Y sí, esa noche... Fue la mejor noche de todas para los dos. Esa misma noche hicieron lo que tanto habían esperado dirante años pero que no se atrevían a hacer, por miedo a lo que la gente pensara, pero... A ellos, les daba igual dejar de ser heterosexuales, mientras se tuviesen el uno al otro.
10:00 de la mañana
Amanecen en la cama del andaluz.
- ¿Me vas a decir que te pasaba anoche?
- Está bien... Era porque me mataba que estuvieses con... ella, porque yo te amo, Miguel.
- Sabes que yo siempre te he amado, cariño. Eras tú el que tenías miedo a los comentarios de la gente. Y sabes que, no importan en absoluto.
No entendía porque Rubén había llorado tanto, ¿se lo habrían causado los celos, dolor? Ni el propio Rubén sabía de que era.
Después de todo lo que había ocurrido, Miguel, y su mejor amigo hacen todos los Cambios que tenían que hacer para estar juntos de una vez por todas. Miguel, deja a su novia, para estar con Rubén, ya que se da cuenta del error que había cometido al dejar a Rubén.
Y Rubén, deja todos los prejuicios atrás para poder iniciar su relación con Miguel.
Al fin y al cabo... Dicen que los cambios van bien en nuestras vidas. Los chicos se dan cuenta de lo mucho que se aman y que se necesitan, y que no quieren perder al otro por dejar atrás su heterosexualidad.Y entonces, se le vino a la mente una frase, su frase; la que describía perfectamente su situación, la que siempre recordaba cuando veía a Rubén: "Nosotros somos de desayunarnos nuestro mal aliento a base de besos o sexo semidespiertos."
¡Gracias por leer!
ESTÁS LEYENDO
Cambios (One Shot) ||Rubelangel
FanfictionUna vida. Un amor. Un pasado. Un futuro. Y un presente. Pero, no junto a él. O tal vez, sí. Nadie lo sabe, sólo podrás saberlo si descrubes lo que contiene esta historia. Podrán Rubén Doblas y Miguel Ángel enfrentarse al mundo juntos? Lograrán expr...