Capítulo 9: Mi príncipe demoníaco.

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ATENCIÓN: HISTORIA INCREÍBLEMENTE HOMOSEXUAL. EL CAPÍTULO CONTIENE CONTENIDO SEXUAL, CARIÑOSO Y CURSI. LEER CON DISCRECIÓN.

Narradora:

—¿Q-Qué?

Bill se subió en cima de Dipper, poniendo sus piernas a cada lado del castaño, las manos de Dipper fueron atrapadas por las de Bill haciendo que esté -técnicamente- inmovilizado.

—B-Bill, ¿qué haces?— Preguntó Dipper sonrojado por la posición en que estaban.

—Darte una de las mejores compañías.— Respondió el rubio acercando su cara a la del castaño.

Unió sus labios en un beso lento, suave pero deseoso, que hacía ceder a Dipper y llevarlo a un tipo trance, pero el olor a alcohol que emanaba de Bill lo hacía salir de ese delicioso trance lleno de deseo y pasión.

—Bill, para, hueles a alcohol.— Pidió Dipper tratando de zafarse del rubio que no tenía intención de separarse.

Bill hizo caso omiso del pedido del menor y bajó sus labios el cuello del chico, el cual se retorcía por los besos proporcionados por su acompañante y no paraba de jadear. Bill liberó las manos del castaño para sacar la camiseta de dormir que traía puesta y lo logró, dejando el torso blanco de Dipper al descubierto, para luego volver a besar los labios del menor con aún más lujuria y deseo que antes, mientras pasaba sus manos delicadamente por el pecho del castaño.

—Bill... es en cerio... Para.— Logró decir Dipper para luego gemir al sentir la mano del rubio sobre la tela que cubría su miembro.

No duró mucho para que el miembro de Dipper se pusiera duro y erecto. La mano de Bill empezó a masajear ese bulto que sobresalía, causando pequeños gemidos que excitaban aún más al mayor, causando que un gruñido saliera de él. El castaño quería que parara, pero esa sensación se sentía tan bien que no podía mover un músculo en contra.

Algo que seguro adoraba Bill de Dipper, era su torso: No era musculoso, pero estaba marcado un poco por las clases de fútbol que tenía en California, al igual que los brazos del mismo.

—¿Te gusta, Pine Tree?— Preguntó Bill en el oído del castaño con una voz ronca.

Un simple gemido salió de la boca del castaño, a lo que Bill entendió como un sí, así que sonrió pícaro y comenzó a quitarse la camisa, luego sus pantalones, quedando así en ropa interior. Bill, también quitó el pantalón de dormir, y ya hiba con los boxérs de Dipper, más en ese momento, Dipper reaccionó y detuvo al rubio antes de que llegara más lejos.

—¿Qué pasa?— Preguntó Bill jadeante.

—Estás borracho, no voy a acostarme con tigo si estás borracho porque sé que no recordaras nada— Respondió Dipper alejando a Bill de sí mismo y saliendo de su cama.

—¿No quieres hacerlo?, ¿es eso?

—No, no es eso, es que conozco los efectos del alcohol y uno de ellos es no recordar nada. Duérmete, Bill.

Y sin más que decir, Dipper se acostó en la cama de su hermana para dormir y dejar a Bill dormir en su cama. El rubio estaba algo confundido por las palabras de Dipper, o tal vez era por el mismo alcohol, pero decidió dormir ya que sentía un gran cansancio.

Bill no tardó en quedarse dormido, pero Dipper aún no podía dormir, sentía que le faltaba algo, así que se sentó en el borde de la cama y miró a Bill, el cual dormía como un príncipe, o al menos Dipper pensaba eso.

<<Mi príncipe demoníaco>> Pensó Dipper. <<Solo mío.>>

El castaño sonrió y se paró para ir a acostarse junto a Bill, quién no tardó en sentir la presencia de su Pine Tree y abrazarlo como si fuera la última vez. Y así se quedaron dormidos. Abrazados.

Malévolo Amor (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora