Vidas Paralelas

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Las lagunas cada día se hacían más intensas, no podía entender como de un día para otro mi mente olvidaba trozos de mi vida, por qué en vez de veinticuatro horas parecía que sólo vivía ocho o incluso menos ¿Qué me estaba pasando? Tenía que averiguarlo como fuera pero en ese instante estaba cansada, necesitaba tumbarme y reponerme de algo. Algo que por desgracia no conseguía recordar. Me desperté ansiosa, nerviosa, impaciente sabía que la lucha que iba a emprender hoy no iba a ser sencilla y lo peor es que no tenía a nadie que pudiera ayudarme.

Hacía dos años que me había mudado a New York, en España me encontraba encerrada en un mundo con el cual no me sentía identificaba y decidí cambiar radicalmente mi vida.

Me levanté, me preparé y fui a la papelería más cercana, compré una libreta y un bolígrafo y empecé a escribir todo lo que había hecho desde que me había despertado. Pensé que si escribía todo, podría leer las cosas que no recordara.

Y otra vez en la oscura habitación, otra vez la sensación de haber perdido todo. Me dirigí corriendo a la libreta creyendo que habría conseguido algo. Estaba equivocaba. Sólo había escrito lo que había hecho esa mañana, justo lo que recordaba.

Me sentía frustrada. Creí que sería mejor ir al médico y que allí me dijeran qué podía ser. Aunque tardaría más en ir de lo que me hubiera gustado. 

Llamaron a la puerta con mucha insistencia, algo que me sorprendió puesto que no solía tener visitas, mi nivel de inglés no era demasiado alto a pesar del tiempo que llevaba viviendo allí. No me relacionaba con mucha gente y en mi trabajo no era necesario que hablara puesto que me dedicaba a limpiar unos grandes almacenes. No era el trabajo más maravilloso del mundo pero a mi me hacía sentir útil, mis padres nunca entendieron porqué no volvía con ellos, tenían dinero y podían darme todo lo que quisiera o imaginara.

Abrí la puerta, unos policías me miraban de arriba abajo e intentaban decirme algo, pude decirles que no entendía el idioma y que era española, les acompañé a comisaría donde con un traductor me comenzaron las preguntas.

¿Cómo querían que les contestara si ni siquiera podía recordar lo que hacía un día entero?

Les expliqué lo que me estaba pasando, pero no me creyeron, por lo visto me habían visto robando en una tienda, no tenía un gran trabajo pero no estaba falta de dinero ¿por qué iba a robar?

Les dije una y otra vez que no podía ser posible pero decidieron detenerme.

Como de costumbre no recordaba nada, estaba en una sala, una linterna me alumbraba directamente a los ojos y una voz me llama una y otra vez. Estaba en un hospital, el doctor me hizo saber que la policía me había llevado allí. Tenía todo el cuerpo lleno de arañazos y parecía que alguien me había mordido, empecé a pensar que me habían atacado en el calabozo, pero no me atrevía a preguntar, los mismos policía entraron y me preguntaron si me acordaba de lo sucedido, les volví a decir que tenía un problema que solucionar, esta vez me creyeron.

Los médicos me hicieron mil pruebas y por fin se dieron cuenta de que me ocurría. Tenía múltiple personalidad. La policía habló con el hombre al que  había robado y retiró la denuncia a cambio de que me quedara en un centro tratándome el problema.

Los médicos no quisieron darme los medicamentos, querían observarme y averiguar el porqué de mis personalidades, pero no había ningún detonante.

Me mandaron un tratamiento que debía seguir estrictamente si quería que esas personalidades no volvieran a aflorar, decidí marcharme a España con mi familia para ponerme en manos de los especialistas.

Aún siguen sin saber cuántas personalidades hay dentro de mí. Espero poder volver a ser la chica alegre que disfrutaba de la vida, sin ningún tipo de preocupación. Hasta entonces mis personalidades y yo seguiremos haciendo estragos por el mundo.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2012 ⏰

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