Beck era un chico de 17 años bastante normal, hasta que un día algo cambio.
Una mañana estaba corriendo por el bosque, como todas las mañanas. Parecía un día cualquiera. Llevaba sus tenis para correr, un pants y una sudadera negra ya había recorrido la mitad de el trayecto de vuelta a su casa cuando comenzó a sentir las palmas de las manos calientes y un calor más fuerte de lo normal, entonces sintió una ligera picazón en las palmas de las manos que con el paso de los segundos comenzó a intensificarse. Se detuvo para beber un poco de agua de la botella con la que cargaba a diario, al poco tiempo de estar bebiendo notó que el agua empezaba a calentarse y al guardarla vio que de sus palmas comenzaban a asomar pequeños destellos naranjas y rojizos que de pronto se convirtieron en una pequeña flama la cuál creció hasta cubrir por completo su mano, esta salió de su palma disparada hacia un árbol y después a otro y otro más hasta que después de unos cuantos árboles más, las flamas que brotaban con tanta facilidad de sus palmas se detuvieron y tuvo que echar a correr para evitar que una rama cayera sobre él. Su casa no se encontraba lejos así que llego en muy poco tiempo a avisar a sus padres que había comenzado un incendio en el bosque, con tan sólo la palma de su mano...
