Historias Wigetta

Un simple, pero gran sentimiento.

Me mira fijamente, a escasos centímetros de mi cara. Sus ojos cafés eran más que hermosos, me transmitían una seguridad que hacía que mis miedos se esfumaran. Se reflejaba la luz de la luna en sus ojos, ya que la oscuridad a nuestro alrededor hacía que la luz de la luna nos alumbrara más. Estamos en un bosque el cual se ve el cielo en un pequeño espacio en que no tocan las hojas de los árboles. Toma mi cara con sus frías manos, pero una sensación agradable. Y me besa. Cuantas veces podría decir que lo amo, y todas esas veces podría decir que son verdaderas. Cuando te enamoras, te da miedo. El miedo del rechazo, lo que es muy común. Todos, al menos alguna vez en la vida, hemos amado de verdad. Pero así como cuando sientes una necesidad demasiada de poseer una persona. Quieres que el sentimiento sea correspondido, quieres abrazar a esa persona, besarle, protegerle, cuidarla. Un sin fin de cosas, que te hacen sentir completo. Creo que esta vez se cumplió un deseo, el mío. Uno siempre espera a ser correspondido y, cuando llega ese momento, es el mejor sentimiento que se puede experimentar. Él es la única persona con el cual me siento completo, seguro, que es muy bello. Lamentablemente, ese beso, ese sentimiento correspondido que por un momento me hizo sentir completo, se convierte en un simple sueño. Despierto con lágrimas en los ojos, deseando que ese sueño se convierta en una realidad.