5: Final

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- Qué madrugador. Hace solo cinco minutos que he abierto el bar. Normalmente no vienes hasta media mañana.
-Hoy me siento bien. Mejor que nunca.
-Por eso hay que celebrarlo ,¿no?.Venga te invito por ser mi primer cliente del día. Así me darás conversación. No te importa que ponga la tele, ¿verdad? Me gusta ver las noticias.¿ Hoy no tienes ningún juicio?
-No. He dejado la abogacía. No era para mí.
-¿Después de tanto tiempo? Eso sí es digno de celebración. Me gustan los cambios. Si yo pudiera deja este antro asqueroso...¡Eh! ¿No es ese el tipo que defendiste hace diez años? Acaban de decir que lo ejecutaron el martes pasado.
-Lo sé. Un caso triste. No se puede ganar siempre, me imagino.
-¿Por eso lo dejas?Bueno, parece que tienes razones para echar un trago. Te acompañaré. ¿Lo de siempre?
-No. Guarda esa botella. Prefiero bourbon .
-¿Estás seguro?
-Ah,claro. Entiendo. Sí, antes bebía otra cosa, pero ahora...
-¿Estás completamente seguro?
-Ya te he dicho...¡Pero qué haces! Por Dios, guarda esa pistola...Es una broma, ¿no?No es verdad.
-Por supuesto que no lo es. Y si no la reconoces, es la confirmación.
-¿Confirmación de que? Por favor, deja de apuntarme. ¿Como voy a reconocer esa pistola?
-Porque me la diste tú. Junto a un montón de dinero. Confieso que pensé que estabas loco. Bueno, en realidad aún lo creo. Pero no creí que llegara éste momento.
-¿De qué diablos estás hablando?¡ Apunta al suelo!
-Me advertiste que no lo sabrías y me pediste que te lo explicara. Viniste y me dijiste que después de la ejecución de ese tipo, la que acabamos de ver en las noticias, a lo mejor te sucedía algo extraño. No especificaste el qué, pero viéndote ahora, con esa cara pálida, está claro que tenías razón. Yo lo sabría porque tú no te comportarías como de costumbre, beberías algo diferente, seguirías un horario nuevo y era probable que dejaras de ser abogado. Pero la confirmación de todo eso vendría cuando no reconocieras la pistola que en ese momento me entregaste.
-Espera. Puedo explicártelo... ¡Ah! ¡Dios! ¿Por qué me has disparado? ¡Aaaaah!
-Cierra la boca. Te he dado en la rodilla como advertencia. Ahora escúchame. Me pagaste mucho para que te matara. Y más todavía para que no te dejara hablar. Fuiste muy explícito en ese detalle. Por lo visto temías que escuchara lo que sea que intentas decirme y me convencieras de no hacerlo. Pero soy un hombre de palabra.
-No es lo que...
-También querías que te contara todo esto antes de morir y ya lo he hecho. Adiós, maldito pirado.

Yo No La MatéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora