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Esa noche el viento cantaba una hermosa canción de cuna a través de mi abierta ventana. Aquel día había sido otro día común y corriente con la única excepción que habían llegado vecinos nuevos a la casa de al lado mas no le di importancia y seguí metido en mi alcoba leyendo algún libro más de mi colección de clásicos.

Obviamente mi madre había ido a saludar a los vecinos y me había dado la noticia de que otro adolescente de 17 años se había mudado a la otra casa. Su nombre era Marc. Marc Thompson. Ella decía que tenía el cabello corto y de un color café claro. Que su tez era blanca. Que tenía unos grandes ojos azules y unos carnosos labios rosas. Yo en lo personal no me creía toda la descripción que ella me estaba dando así que solo asentía con la cabeza mientras miraba al techo.

- "Hola"- Escuché desde afuera. Era una voz de hombre.

Decidí ignorar el saludo creyendo que podría llegar a ser alguien hablando en la casa vecina. Pero de pronto un pedazo de papel entró por mi ventana. Seguí leyendo hasta terminar el capítulo y justo después cerré el libro y me levanté de la cama para agarrar el papel.

Cuando me acerqué lo suficiente noté que era un pequeño avión de papel con algo escrito en un ala. Para Marie. Agarré el avión y lo abrí.

Hola, soy Marc. Soy el vecino nuevo. Vi que todavía estabas despierta y decidí tratar de hablar contigo. Si te interesa regresa el avión.

Volví a doblar el avión y volteé a la ventana. Él estaba ahí sentado en la ventana. Traía puesto unos pantalones de pijama rojos y una playera gris. Era increíblemente guapo. Tenía algo de barba que se le veía bien. Pero fuera de eso era exactamente como me lo había descrito mi madre. 

-"Ho... Hola" Dije mientras mi voz se rompía un poco dado que estaba muy nerviosa. -"Este, yo, bueno."- No se me venía ninguna palabra a mi boca. Entonces un silencio incomodo apareció y yo no podía decir nada. 

-"Hola, mi nombre es Marc como probablemente ya hayas leído en el pequeño avión"- Se rascó la parte trasera a lo mejor pensando en que decir. -"Hermosa noche ¿no lo crees?"-

Miré por la ventana al cielo estrellado que tenía sobre mi cabeza. La verdad nunca había mirado el cielo en la noche. La mayoría del tiempo leo y escucho música, nunca habría imaginado que una noche podría llegar a ser tan hermosa. 

-"Si. En verdad es hermosa." Dije con inseguridad tratando de tener un ligero tono de que sabía algo.

-"¿Acaso aquí se ven las estrellas todas las noches?" Me preguntó sin verme a la cara. 

Pensé mi respuesta antes de contestar. ¿Acaso las estrellas se ven todo el año? Jamas me habría puesto a pensar en esas cosas y en realidad nunca había visto las estrellas. 

-"Si. Claro, aquí se pueden ver todo el año."- Digo insegura. Me propongo el improvisar algo de información extra para que la respuesta no suene tan vaga. -"Como este no es un pueblo que sea exactamente una metrópolis no hay muchos automóviles y prácticamente estamos lejos de cualquier gran ciudad y no hay muchas fabricas alrededor. Mas bien este es un pequeño pueblo granjero sin mucho que hacer."- Yo lo volteo a ver y el me voltea a ver a mi. Él suelta una pequeña risa y mira hacia abajo dejando caer su cabello sobre su rostro. Después regresa su mirada a mi y se peina el cabello con su mano. Sus brazos son grandes y parece como si hiciera deporte.

-"Bueno creo que esa es la principal razón que se me ocurre"- Digo yo.

-"Déjame tomar una nota mental de eso que acabas de decir. Pequeño pueblo granjero sin nada que hacer. Interesante"- Me dice él. Después toma una cara un poco mas seria y mira de nuevo a las estrellas. -"No crees que sea interesante el que de todas las estrellas que vemos en la noche ninguna está lo suficientemente cerca como para verla del tamaño de nuestro sol, pero aún así estar lo suficientemente cerca como para que podamos ver su luz. A mi si se me hace interesante eso. El saber que de tantas estrellas que hay en el universo solamente unas cuantas están lo suficientemente cerca como para que las veamos. Mas no obstante a miles de millones de estrellas que no alcanzamos a ver a simple vista. ¿No se te hace interesante el pensar que hay cosas que están cerca de nosotros pero no lo queremos ver? ¿Cuantas veces has contado las estrellas?"

-"Nunca he contado las estrellas. Si te soy sincera"- 

-"¿Crees que todas las estrellas son iguales?"-

-"Pues podría decir que si. Nunca me he fijado en ellas lo suficiente como para decirte que son deferentes"- Digo con un tono arrogante. -"Como yo las veo son exactamente iguales"-

Él ríe y me mira a los ojos. -"Pero ¿como puedes decir que todas se ven iguales si nunca te has dedicado a buscar alguna estrella que sea distinta que las demás?"- 

Esa pregunta me deja pensando. Pero parece que el nota mis pensamientos y me interrumpe. 

-"Bueno ya es muy noche. Mejor te dejo leer lo que estabas leyendo. Fue un placer hablar contigo, espero poder hablar contigo mañana. Buenas noches"- Se para de su ventana, cierra la ventana, me mira de reojo y cierra su cortina. 

Yo hago lo mismo y me acuesto en mi cama. Miro el libro que esta sobre ella el libro de "Los Miserables" de Victor Hugo. Un libro viejo que era de mi padre y que me había prestado hacía ya algunos meses. De pronto me percato que tengo el avión de papel todavía en mi mano. Entonces agarro el separador que tenía en el libro que era de un mapache por el pequeño avión. Destapo mi cama y me meto en ella. Apago la lampara de mi mesa de noche y me quedo pensando en lo que me dijo y un ultimo pensamiento pasa por mi mente antes de quedarme dormida.

¿Como puedo decir que algo es igual si nunca me fijo con claridad en lo demás?





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