El despertador comenzó a sonar anunciando el comienzo del día que nos deparaba a mí y a mis dos compañeras de habitación. Otro día en el internado iniciaba y mi mal genio por el molesto sonido comenzaba a hacerse notar con mis lentos y torpes movimientos; agarré mi almohada y escondí mi cabeza debajo de ella. Era algo habitual que solía hacer por la pereza que me causaba estirar mi brazo para apagar el despertador.
—¡Que alguien apague ese molesto ruido! —La voz de Jody hizo que asomara un poco mi cabeza, al menos lo suficiente para ver como tiraba una almohada, que en vez de dar contra mi cuerpo fue a dar contra la pared para luego caer al suelo.
Solté un suspiro y estiré mi brazo intentando llegar al despertador pero cayó rendido a mitad de camino quedando colgando a un lado de la cama. No solo me causaba pereza apagar el despertador sino que en parte lo hacía por la satisfacción de molestar a mis dos amigas que me odiaban cada vez que hacía eso. No obstante, era una razón para que lograran levantarse.
—Al parecer las cosas las tengo que hacer yo. —Chloe destapó su melena y se sentó en su cama, tomó su almohada y con destreza le atinó al despertador que fue a parar al suelo. Miré el aparato que se encargaba de mostrarnos la hora y éste estaba destrozado. Dirigí mi vista a Chloe y sin decir nada se cubrió con las mantas y me dio la espalda.
—Gracias por romper mi despertador. —Dije entre dientes pero lo suficientemente alto para que Chloe pudiera oírme.
—De nada. —Puse los ojos en blanco y negué. Aquel objeto inanimado había sido un regalo de mi padre, recuerdo haber demostrado mi descontento al abrir la caja y encontrarme con dicho objeto. A los doce años no me interesaba saber la hora y muchos menos tener una alarma que sonará todos los días. Pero según papá: "todo el mundo tiene uno, así que es hora de que tengas el tuyo". Usualmente la que me despertaba para ir al colegio era mamá y por un tiempo lo seguía haciendo. Más tarde mi padre admitió que se habían olvidado de comprar un regalo así que consiguieron lo que pudieron en el últimomomento. Al final, le terminé dando utilidad.
Corrí las mantas y me levanté evitando pisar los restos de vidrios y plásticos que quedaron dispersos sobre el suelo. Me dirigí al pequeño baño y me deshice de mi pijama para darme un baño caliente.
Salí del baño con la toalla alrededor de mi cuerpo y con el cepillo de dientes en mi boca, mientras salía miraba el desorden que había en nuestro cuarto, un hábito que no se iba a solucionar fácilmente debido a que no duraba demasiado tiempo el orden, pero de vez en cuando intentábamos organizar las cosas. La mayoría de las veces nos librabamos de las inspecciones que hacían una vez a la semana para asegurarse de que estuvieran limpias las habitaciones pero un día más tarde el desorden comenzaba a nacer nuevamente.
Me acerqué al interruptor de la luz que estaba al lado de la puerta y me preparé para recibir algún golpe por parte de Jody. Apreté el interruptor y apenas la luz iluminó la habitación, ella hizo un quejido por lo que me agaché. Sabía lo que se venía. Jody tenía la costumbre de tirar algo cada vez que encendían la luz por las mañanas y la entiendo, duerme en la cama de arriba por ende la luz le da de lleno en el rostro.
—¡Ya levántense! estamos llegando tarde. —Dije con dificultad por la pasta de dientes que aún seguía en mi boca pero no tardé en deshacerme de ella en el lavado del baño.
Regresé al cuarto y subí el pequeño escalón que daba a la cama de Jody, la rubia me miraba con los ojos entrecerrados y por la forma en la que me miraba sabía que sospechaba de mis intenciones.
—¿Estás cómoda? —Pregunté con una sonrisa tal cual gato sonriente que le hizo bajar la guardia.
—Sí. —Dijo con una débil sonrisa.
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Alerta pervertido [Resubiendo]
Teen FictionDicen que las primeras impresiones nunca se olvidan y es algo que puedo confirmar, encontrar a un chico semidesnudo en tu cuarto es algo difícilmente de borrar de tu memoria y más sí tienes una fotografía que te lo recuerde a cada instante. Ese chi...