Nadie lo notaba, nadie notaba que comía poco y que cuando lo hacía desaparecía después, que había marcas en su cuerpo, que cada vez que se miraba al espejo su expresión cambiaba, que dormía mucho, que su música era más ruidosa, que su ropa era más ancha, que lloraba más y que sonreía menos, que ya no era la chica feliz y segura de si misma que todos creían que era.