Maribel
Eider, ese era el nombre del chico del karaoke. Era irónico porque pensé no volver a verlo nunca mas. Pero eso ahora no importaba.
Que mi layla estuviera bien.
Me había acompañado a sentarme en un ducto, no me había dado cuenta hasta ese momento que mis piernas estaban como gelatina. Se sentó a una distancia prudente de mi, pero se sentía como un abismo. No entendía porque me había abrazado pero era por mucho, lo mejor que había podido hacer por mi en estos momentos.
Sus brazos se sentían como el cielo, por lo que no dude un segundo en acercarme nuevamente a el y cuando sentí uno de sus brazos alrededor de mi hombro, recosté mi cabeza en su hombro.
Se sentía bien.
Ya había tiempo para avergonzarme después.
Estuvimos así por un largo tiempo, el acariciaba casi imperceptiblemente mi brazo y a medida que lo hacia mi ansiedad iba disminuyendo, pero a pesar de eso no paraba de darle vueltas a la situación en la que nos encontrábamos, no pude evitar lloriquear nuevamente.
- Tranquila- murmuro cerca de mi oído- todo estará bien.
- Es lo que espero con toda mi alma- solloce.
- ¿Quieres hablar de ello?- murmuro nuevamente.
- Es mi hermana- suspire- bueno... técnicamente mi mejor amiga pero es mas que eso, tuvo un gran accidente hoy.
- Lo siento mucho- dejo mi brazo para abrazarme completamente por mis caderas, los escalofríos que me recorrieron no tenia nada que ver con el frio que estaba haciendo- ¿Cómo paso?
- Iba de camino al colegio de su bebe y un camión no se como paso realmente, pero creo que se descarrilo e impacto contra su auto, estoy aquí desde la tarde.
- Creo que estuve con ella toda la tarde- murmuro, gire hasta ver su rostro y me quede embelesada observando su rostro de perfil, se veía súper cansado y al momento entendí porque era tan pálido, de seguro pasaba todo el día aquí.- Aston creo que era su apellido.
- Si ella- salte en mi lugar golpeando fuertemente a Eider en la mandíbula, no me había percatado de que estaba recostado de mi- lo siento, no fue mi intención, pero si ella es mi amiga, layla.
- Fue una de las intervenciones mas largas en las que he participado.
- ¿estuvo bien?- me atreví a susurrar, me asustaba escuchar su respuesta.
- Increíblemente- dijo y sentí un peso quitárseme de encima- aunque fue difícil con su bebe.
Volví a saltar pero esta vez el ya estaba prevenido, por lo que se alejo un poco, a pesar de las circunstancias no pude evitar reír un poco, hasta que me acorde de minimi.
- Dime que mi bebe esta bien.
- Tendrá un largo camino en una incubadora, pero las probabilidades de vida son muy altas- sonrió hacia mi y fue la sonrisa mas hermosa que vi en mi vida- tu bebe esta bien.
- Gracias al cielo- chille y lo abrace con emoción, el me devolvió el abrazo con la misma efusividad.
- Gracias, de verdad.
- Hacemos lo que esta en nuestras manos, pero el merito no es mío, yo solo fui el anestesista.
- Eso me sirve.
No se de donde demonios salió, o si, porque lo llevaba ansiando desde que lo vi el sábado en la noche, pero prefería atribuirlo al hecho de que necesitaba un poco de eso. El caso es que volví a abrazarlo otra vez, pero en esta ocasión me atreví a ir mas lejos.
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El Doctor, el ¿destino? y yo
ChickLit¡La alegría de vivir! Y una mierda, eso para que sirve. Mis amigas y yo siempre tenemos un motivo para celebrar, desde tener un millón de esterlinas, hasta que crezca el pasto de la casa de al lado, según las personas solo son excusas para estar de...