Capítulo uno.

27 5 9
                                    

Dafne Miller.

Bostecé y miré el reloj como milésima vez en la clase de historia. Al menos faltaban unos tres minutos para salir. Observé a mi lado Kylie, quien prestaba mucha atención a la clase y siquiera pestañeaba, pues ella era buenísima en esta materia. Rodé los ojos y volví a mirar mi reloj.

— Bueno, estudiantes, esto es todo por hoy. — fue lo único que escuché decir el profesor luego de una larga hora de babosadas. — Recuerden leer la página 264 al 270 del libro. Nos veremos en la próxima clase. — decía mientras todos guardaban sus pertenencias y se paraban de los asientos.

— ¡Hey, Kylie! — llamé a mi amiga una vez salimos del aula.

Ella giró sobre sus talones y al verme sonrió.

— Te buscaba. — dijo una vez estábamos caminando a la par.

— Hola, chicas. — Camila se unió a nosotras luego de unos minutos. — ¿Y Mimi? —

— No lo sé, tal vez esté fumándose un cigarrillo afuera. — me encogí de hombros.

— O tal vez esté en su casillero. — Kylie hizo un movimiento de cabeza indicándonos que miráramos hacia la dirección que ella señaló.

Camila y yo volteamos a ver y justo ahí estaba Mimi en su casillero. La trigueña escribía en su celular con rapidez, se notaba ansiosa o desesperada.

— Mimi, ¿pasa algo? — preguntó Camila una vez llegamos a nuestra amiga.

— ¿Ya los vieron? — nos miró.

— ¿A quienes? — pregunté confundida.

— Llegaron cuatro chicos nuevos. — volvió a teclear en su celular. — Necesito verlos. —

— Wow, amiga. — Kylie la tomó por los hombros haciendo que la trigueña la mirara. — ¿Estás así de desesperada por cuatro chicos nuevos? —

— No. Reprobé idiomas. — rodó los ojos. — Mi madre me matará. —

— ¿Y a ti desde cuando te interesa que tu mamá te mate? — preguntó Camila.

— Desde que me dijo que si reprobaba una vez más esa materia, me echaría de la casa. — respondió.

— Estás jodida, Myms. — sinceré.

— Lo sé. Gracias por ayudar, Daff. — agradeció Mimi sarcástica.

— Siempre a la orden, amiga. — le sonreí y lo que recibí fue un zape de su parte. — ¡Auch! —

— Hey, te puedes quedar en mi casa hasta que sea necesario. — ofreció Camila.

— ¿De verdad? — preguntó Mimi.

— Claro, conmigo no hay problema. De una te ayudo con idiomas, ya sabes que soy muy buena en ello.— se encogió Camila.

— Ayudas más que Daff. — Mimi se giró para cerrar su casillero.

— ¡Hey! — me crucé de brazos.

— Chicas... — nos llamó Kylie a nuestras espaldas y las tres giramos.

Con toda la intención de mirarla, nuestras miradas fueron captadas por cuatro chicos saliendo de administración.

— Joder... — susurró Cams.

Las cuatro nos quedamos observando a los chicos por varios segundos, hasta que un grito nos sacó de transe.

— ¡Mimi! — y todas volteamos como el exorcista.

Josh, uno de la lista de Mimi, se dirigía a ella con una gran sonrisa. Mi trigueña amiga se notaba molesta por la interrupción,
pero forzó una sonrisa.

We do it for 1,000. | Magcon Boys.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora