Capítulo uno: MEET.

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  Harry respiró profundo y tocó el timbre, verificó en el pedazo de papel si la dirección era la correcta por quinta vez y comenzó a morder su labio. Él raramente se impacientaba, pero estar parado diez minutos en una puerta sin que nadie abriera comenzaba a tornarse un poco molesto. Cuando ya estaba por marcharse, escucho una pequeña vocecita detrás de su espalda, por lo que volteó.

— ¡Louis, no era tu novia! ¡Es mi niñera! — Gritó una niña de unos aproximados seis años, observando tímidamente al chico en frente. — O eso creo...— Susurró.

— ¡Margaret! ¿Cuántas veces te he dicho que no abras la puerta a extraños? No me hagas enojar, entra a la casa. —Mencionó al parecer ese tal "Louis", quién parecía estar bastante apurado.

— Uhm, sí, hola. — Carraspeó Harry. — ¿Se encuentra Jay? Vengo para conocer a la niña que cuidaré la próxima semana y a la familia. Me dijo que era ésta la dirección, espero no haberme equivocado...

— Oh, ¿tú eres Harry? Creí que ibas a tener un poco más de... edad. — Dijo, observándolo. — Mi madre tuvo que irse por un imprevisto del trabajo, así que me dejó a cargo, no te abrí antes porque creí que eras mi novia, ya sabes.

— En realidad no lo sé, no sabía que se dejaban a las novias fuera de las casas. — Trató de hacerse el divertido, pero al ver que Louis lo miraba serio, hizo silencio. — Permiso.

La casa era acogedora y grande, cuadros familiares, una gran televisión en frente de un sofá, paredes blancas, una chimenea... él único problema era que a cualquier lado que mirabas había juguetes desparramados.

— Bien, ésta es la casa, está un poco desordenada ahora, pero luego ordenaran. Ella es Margaret, tiene seis años y no sé qué más decir, llámame para cuando tenga que abrirte la puerta de nuevo. — Y sin decir más el muchacho se marchó subiendo las escaleras, dejando a un Harry con las palabras en la boca. Le pareció muy descortés la actitud de Louis, pero no dijo nada, después de todo él no era el responsable aquí.

— Bueno, Margaret, yo voy a cuidar de ti a partir de ahora al parecer, ¿te gustaria que charlemos un rato?

Margaret resultó ser una niña muy inteligente y extrovertida, le mostró la mayoría de sus juguetes, y le contó que había aprendido hace poco a leer y a escribir. Parecía que la pequeña había quedado maravillada con sus rizos, por lo que prometió peinarlo la próxima vez que lo vea.  Se suponía que tenían que hacerle una pequeña entrevista a Harry, arreglar el tema del dinero y demás, pero no se encontraba nadie en la casa excepto Louis, quién no tenía ni el mínimo interés por saber quién iba a estar en su casa de lunes a viernes. 

— Ya está por anochecer y debo volver a mi casa, Margaret, pero el lunes supongo que ya nos veremos nuevamente. ¿Podrías llamar a tu hermano para decirle que ya me voy así me abre la puerta?

— ¿Podrías acompañarme? Por favooor. — La niña hizo un puchero y Harry no tuvo más que aceptar.

Subieron las escaleras y Harry se sorprendió al ver lo grande que era el hogar, había más cuadros y más puertas allí, pero lo que más le llamó la atención fue que una de las puertas estaba dibujada con graffitis; había muchos colores y en el medio de ésta había una carita feliz con dos cruces en vez de puntos. Parecía que el chico vivía una vida rebelde.

— Ya me voy Louis, ¿podrías abrirme la puerta? — Preguntó Harry enfrente de la puerta, elevando un poco la voz, había música demasiado fuerte. La puerta se abrió y salió el muchacho sin camiseta, lo que dejó a Harry un poco... atónito, no se lo esperaba. 

— Claro, vamos.— Dijo Louis, como si fuera lo más normal del mundo estar sin camiseta en frente de un extraño.

Margaret se despidió de Harry en la planta baja y él sonrío, para después esperar el saludo de Louis, quien chocó su puño contra el de él.

— Nos vemos el lunes, Louis. — Se despidió Harry, saliendo por la puerta y tomando las llaves de su auto.

— Adiós, Harry. — Mencionó él, por ser la primera vez no le había caído mal, las demás niñeras que habían estado en su casa se habían marchado, ya que no soportaban la actitud de Louis. Pero él no cambiaría su forma de ser para caerle bien a los demás, y menos lo iba a hacer con Harry, o eso quería creer. 






The babysitter. {larry stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora