Era temprano y hacía frío, el único ruido que se escuchaba era el de mis tenis chocando contra el suelo, al igual que los tacones de Hayley, mi hermana maldecía en voz baja mientras yo solo movía la bolsa de regalo de un lado a otro.
Se te extrañara, Charlie
Decía la pequeña tarjeta que colgaba de la bolsa de regalo, hoy se iría Charlie, y no regresaría, nunca.
Dimos vuelta y ya se veía la gran casa Franklin, sí, los padres de Charlie trabajaban demasiado, lo que significaba que ganaban mucho dinero, así que Charlie siempre de dinero.
Cuando llegamos a la casa de los Franklin, los padres de Charlie estaban acomodando maletas en la camioneta, la prima de mi amigo estaba recargada en el marco de la puerta, mientras todos (o la mayoría) los chicos del equipo se despedían de Charls, de uno por uno.
Me fui a la gran fila de chicos mientras mi hermana me esperaba en la acera, estaba algo nerviosa, sí, me tenía que despedir de Charlie, y era triste pensar que nunca lo volvería a ver, era mi amigo, es mi amigo, y en serio admiraba nuestra amistad, nos llevábamos tan... bien.
Todavía recordaba el primer día que lo conocí, no pareciera que fue ayer, pero lo recordaba con claridad y detalle, recordaba que hicimos y como me sentía, al principio me sentía como si fuera la persona más mala del universo, luego empecé a preocuparme un poco, por lo que había hecho y por con quien estaba, para empezar, no solía hablar mucho con los chicos, mucho menos escaparme de la escuela con uno, con un chico dos años mayor que yo. Ese día, como él no sabía que hacer ya que yo literalmente lo seguía a donde iba, decidimos ir a tomar un helado y hablar sobre nosotros, hobbies y cosas así, fue ese día cuando descubrí, que tal vez podría ser un total insoportable, galán y engreído, pero si lo conocías, y él te conocía a ti, era una buena persona, y tal vez, te llegaba a parecer adorable. También recuerdo que mamá me había llamado, por que la maestra de literatura le dijo que me había escapado, recuerdo que estaba muy, muy, muy nerviosa y tenía un gran debate entre contestar o no, y cuando dejé el teléfono en la mesita para no contestar, Charlie lo agarró y contestó la llamada, podía escuchar los gritos de desesperación de mi madre preguntando donde estaba, Charlie solo reía mientras trataba de buscar alguna excusa que ayudara un "poco" a justificar lo que hice, de todos modos terminé diciéndole toda la verdad, también recuerdo que fue la primera vez que él me dijo que le parecía una persona realmente "buena onda".
Salí de mis pensamientos y volví a la realidad, todavía faltaban varios chicos para que me tocara despedirme, la verdad, me sorprendí mucho al ver quien se estaba despidiendo de Charls, Danielle... la mismísima Danielle Smith.
No podía escuchar lo que decían con claridad, pero se veía que hablaban realmente bien, sin idscutir ni nada, hablaban pacíficamente, una que otra vez el castaño sonreía o reía... como fue en un pasado, en los recesos que pasábamos los tres juntos, tengo que admitir que me molestó la actitud de Danielle al final, pero aquellos eran muy, muy buenos tiempos.
Bueno, adiós hermano.- Dijo Adam dándole un abrazo a Charlie, solo pude escuchar un "Nos vemos tan gays haciendo esto" de parte de Charlie.
Cuando Adam se alejo tocaba mi turno, en cuanto mi amigo me vio una sonrisa se poso en su rostro, luego abrió los brazos y le di un fuerte abrazo al castaño.
-No me gustan las despedidas.- Dije como una pequeña niña. -Son tristes, y horribles.- Volví a hablar.
Charlie rió un poco y se separó de mí.
-A mí tampoco nena.- Dijo entristecido. -Pero prometo hacer algo para contactarnos.- Término.
Sonreí a fuerzas, para esconder la gran tristeza que me daba el hecho de que mi amigo se fuera, pero no lo pude hacer, ya que en un abrir y cerrar de ojos las lágrimas comenzaron a humedecer mis mejillas, solo imaginen el ridículo de debo de estar haciendo ahora, soy una total debilucha.
-Oh, nena no llores.- Dijo Charlie aún más entristecido. -Me harás llorar a mí, y no quiero llorar frente a ti.
-¿Por qué eres un macho pecho peludo?- Bromee un poco.
-Algo así, a parte jamás he llorado frente a ti.- Habló.
Si, el día en el que te terminó Danielle no lloraste en mi hombro, seguro.
Sonreí a medias y le dí la bolsa de regalo a mi amigo, él la recibió con una sonrisa.
-Oh, un obsequio, amo los obsequios.- Dijo mientras me veía con una sonrisa. Mi amigo abrió y sacó lo que había dentro. -Aw, una manta.- Habló enternecido, después revisó y sacó más. -Los... boletos del partido de fútbol al cual fuimos juntos... con tu padre, oh, hay algo más.
Mi amigo revisó para después sacar un portarretratos con una foto nuestra. Charlie me miró con una sonrisa nostálgica.
-Summer, te voy a extrañar, y muchísimo.- Dijo para después darme un abrazo de oso. -Ni siquiera sé a donde voy, ni que tipo de personas habrá ahí, pero estoy un cien por ciento seguro que no habrá nadie como tú, y si lo hay, seguro que será una copia barata.- Susurró en mi oído.
-No sabes lo mucho que te voy a extrañar, Charlie... te quiero mucho.- Hablé, mientras pequeñas lágrimas rebeldes salían de mis ojos.
-Yo te amo.- Habló.
Me separé de él, pude notar que sus ojos ahora estaban llorosos, con una última sonrisa y un beso en la frente de parte de Charlie, se retiro y fue con sus padres, para que después la camioneta blanca arrancara, llevándose a mi mejor amigo en ella.
Volví con Hayley, ella me miró enternecida.
-Jerry vendrá por nosotras para poder ir a las malteadas.- Dijo, yo me encogí de hombros mientras miraba el suelo, me daba igual, después de un rato sentí que mi hermana me abrazaba.- Summer, todo estará bien pequeña.
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Faltan agradecimientos y entrevistas, así que no se les ocurra borrar ésta historia de su biblioteca
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12 Años
Teen Fiction[Editando] Summer Matthew, una chica de doce años relativamente... loca, o al menos eso piensan las personas que la rodean. Ella vive junto a sus padres, su hermana Hayley, una chica de veinte años realmente controladora, Dylan, un joven de diecisé...