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Sus besos comienzan en mis tobillos y viajan hacia arriba por mis piernas, sobre mi espalda y arriba, hacia mi cuello.

-Mmm -murmuro adormecida, rodando y enfrentándome a él. Sus ojos verdes son penetrantes a la luz del sol de la mañana que se derrama a través de las ventanas que van de piso a techo. Él me besa lenta, profundamente, y siento esa tan familiar y muy deliciosa chispa de deseo cuando él se acomoda sobre mí, sus bronceados y musculosos brazos atrapándome y manteniéndome exactamente donde me quiere.

Que es exactamente donde yo quiero estar.

-Te amo -dice en voz baja, apartándose y mirándome serio.

-El sentimiento es muy mutuo -respondo con una sonrisa. Y entonces está besándome otra vez.

Que hermosa, hermosa forma de despertar.

Zayn está cepillándose los dientes cuando salgo de la ducha. Me seco y él me da una palmada en el trasero cuando me uno a él en el lavabo.

-¡Aaaaa! -Río, envolviéndolo con los brazos desde atrás y mirando su reflejo ligeramente empañado. Él se enjuaga la boca y se vuelve para enfrentarme, vistiendo nada más que un par de bóxers de color blanco y sus tatuajes, los cuales decoran sus brazos y parte de su torso. Bajo la mirada hacia el más pequeño que se ha hecho recientemente en su pectoral izquierdo, en arremolinada escritura negra: Nutmeg.

Paso las uñas por allí con diversión.

-Aún no puedo creer que lo hayas hecho.

Nutmeg es el apodo que me dio cuando nos conocimos.

Él me acaricia tiernamente la mandíbula con el pulgar.

-Eres parte de mí -dice gentilmente-. Y ahora -añade con una sonrisa, palmeándome el trasero una vez más-. Siempre serás una parte de mí.

Suelto una risita y le palmeo el estómago, luego saco mi maxi vestido blanco. Posiblemente por primera vez en mi vida, no quise malgastar tiempo desempacando.

-¿Tienes que ponerte eso? -pregunta Zayn, saliendo del baño.

Mi rostro cae.

-¿No te gusta?

-Te prefiero desnuda -replica con un centelleo en sus ojos.

Lo regaño afablemente y me visto.

-Bueno, tengo hambre. Y tristemente, no me has traído a un balneario nudista.

-Maldición. Ni siquiera se me ocurrió esa posibilidad.

Agarro una camiseta enrollada de la maleta y se la lanzo. Él la atrapa y se la pasa por encima de la cabeza, aceptando mi elección de ropa sin un segundo pensamiento.

Dios, amo estar casada con este hombre.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2016 ⏰

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