Bolita

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La alarma resonó por toda la habitación. Uno de los dos cuerpos que yacían en la cama de matrimonio se movió rápidamente, empezando a zarandear con dulzura a la otra persona.

― ¡KyuHyun levanta! ¡Ya son las nueve de la mañana! –a pesar de ser un día sábado, y que los dos libraban en su trabajo, ese día tenían algo que hacer; algo que para SungMin era muy importante.

― Ya voy... –se levantó como un peso muerto.

Llevaban hablando sobre ese día hacía una semana, y por fin había llegado. En realidad, KyuHyun ni sabía porque era tan sumamente importante para su novio.

El menor, vio como SungMin iba de un lado a otro buscando algo cómodo para vestir, al final eligió unos pantalones blancos y una blusa color pastel. Siguió mirando embobado a su pareja, hacía siete años que eran novios y nunca se cansaba de verlo; era tan hermoso y lo amaba tanto.

― ¿Qué pasa bebé? –preguntó SungMin.

― ¿Eh? Nada, es solo que aún no me creo que hoy hagamos siete años juntos. Y menos que vaya a regalarte lo que me pediste.

― Me dijiste que lo hacías porque me amas... ¿te has arrepentido? –dijo riendo y haciendo un puchero.

― Claro que no tonto, es solo que es raro... –le dio un beso en los labios.

― Bueno, entonces, levanta... ¡tenemos que ir a recoger mi regalo!


Luego de que KyuHyun se vistiera y arreglara, cogieron el coche hacia su destino. Donde aparcaron fácilmente y caminaron emocionados, SungMin más que nada.

Encima de la puerta había un cartero en el que decía 'Perrera'. KyuHyun abrió la puerta y dejó paso a su novio.

― Y... ¿sabes qué tipo de animal quieres? –KyuHyun habló. SungMin giró por sobre de sus tacones sonriendo.

― Si fuese por mi me los llevaría todos... así que eso lo elegirás tú. Solo te doy una condición, que tena pelo.

― ¿Qué? ¿Por qué yo? –demandó sorprendido.

― Porque mi regalo para ti, es que tu elijas el animal que quieres regalarme. ¡Venga! –le cogió la mano y lo arrastró al fondo de la tienda. Dónde se encontraron con todo tipo de animales. SungMin fue por una parte, KyuHyun por otra.

SungMin miró los perros; jugaban unos con los otros y algunos gritaban, seguramente deseando ser escuchados, pero estaban encerrados en distintas jaulas de metal, de la que no podían salir. Deseó poder entrar y acariciar a cada uno de los animales, le daban mucha pena. Sé pregunto por milésima vez en su vida quien podía abandonar a sus anchas a un animal.

KyuHyun, por lo contrario, miraba a los animales curioso. No sabía que tan interesante podía tener un animal... si no se podían comunicar con ellos. SungMin siempre le decía que un animal hace que una relación se unifique, a pesar que ellos nunca dejarían de estar juntos pues se amaban con locura. Pero el mayor quería un animal, y como lo amaba, pues lo tendría.

Se fijó en una de las jaulas pequeñas, viendo a un animalito acurrucado en la esquina de los hierros. Se veía tan triste y tan bonito en ese rincón que se quedó parado observándolo. Tiempo después de meditarlo fue en busca de SungMin, había encontrado al animal perfecto.

― SungMin, encontré tu regalo –susurró en el oído del más bajo, haciendo que este saltara de alegría.

― ¿Enserio? ¡Enséñamelo! –canturreó. KyuHyun sonrió, seguro al mayor le gustaría.

Lo llevó rápidamente a SungMin al sitio donde había encontrado al animalito. Se agachó a la altura de la jaula, y se lo señalo a SungMin. El animal había movido hacia el otro lado y ahora se veía más su carita y su cuerpo redondo.

― ¿¡Un hámster!? –chilló.

― ¿Te gusta? -Preguntó KyuHyun no entendiendo muy bien su reacción.

― ¡Sí! Es muy bonito... es el mejor regalo, ¡gracias! –dicho esto, lo abrazó muy fuerte. El hámster era pequeño, blanco con las orejas negras y una línea negra que travesaba toda la espalda del animalito.

Llamaron a la chica qua había estado ayudándoles, anunciándole que querían llevarse al hámster, y ella contenta les enseño un par de jaulas que podían elegir llevarse para que así el animal tuviera un lugar donde habitar. Escogieron la más grande, cortesía de SungMin, porque así su animal pudiera correr feliz. Pagaron, y se fueron del sitio.

Una vez en el coche, SungMin habló.

― Gracias KyuHyun, realmente no pensé que fueras a escoger algo tan tierno. –dijo riendo SungMin.

― Lo escogí porque me hizo pensar en ti –SungMin lo miró extrañado– cuando vi su cuerpito, tan tierno... igual que tu, supe que debía ser nuestro.

― Dijiste nuestro...

― ¡Claro! Este animalito es mío también ahora. ¿Cómo lo vas a llamar?

― Bolita. Le queda bien ese nombre... ¿no crees?

― SungMin... si tienes complejo de gordo puedo regalarte un cerdo.

― ¡Calla tonto! Se dirá Bolita. –miró al menor con la sonrisa más sincera de su vida. KyuHyun también lo hizo y sonrieron cómplices.

Un nuevo miembro se había unido a la familia.


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⏰ Última actualización: Jan 06, 2016 ⏰

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