Capítulo 1

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-Natalia despierta que vas a llegar tarde.

-Mamá dejame un ratito más.

-Ni un ratito ni leches. Levanta que el tiempo no espera.

- Puff eres una pesada... ya bajo.

- ¿A que te la ganas?

-Pues bueno, que más me da...

Saco un pie de la cama. Saco el otro y me siento en la cama embobada mirando la zapatilla. No sé como por la noche nunca tengo sueño y por la mañana parezco una zombie viviente. Supongo que es porque aún tengo la esperanza de que en algún momento me mande un Whatsapp diciéndome un simple " Hola". Un mensaje que nunca acaba de llegar. Sí, soy una estúpida, y sé que no tengo remedio pero sé que no lo voy a olvidar. Porque si no lo he olvidado en 3 años, en este último año menos voy a conseguir. Solo me queda un año de sufrimiento, de verle por los pasillos sin poder decirle todo lo que siento, mi verdad, mi interior, y todo habrá acabado. Él seguirá su camino y yo el mío. Y quien sabe si volverémos a vernos. Yo no lo sé. El tiempo lo dirá.

Hoy empieza un nuevo curso. Que para mi sera como todos los anteriores. Lleno de lágrimas y sonrisas fingidas entre cuerpos medio muertos, sin vidas reales. Pasillos llenos de gente con la que te hablas, no te hablas o te llevas como el perro y el gato. La verdad es que en mi caso, el efecto perro y gato es el que más e vivido. Siempre he sido una chica complicada. Normalilla a la vez que rara para los ojos de la gente. Extravagante para los ojos de mi madre y amigable para mis pocos amigos. Es muy fácil ayudar pero conseguir que me ayuden... pocas veces lo he conseguido. Cuanto más apoyo necesitas, más espaldas conoces. 

Cojo mi móvil y pongo la primera canción que encuentro por Youtube. Después de leer los Whatsapps de Íria y de Ana. Y verás que lo que nace se apaga, que de ser todo eres nada. Y mientras escucho esta magnifica canción, comienzo  a vestirme. Me pongo la camisa a cuadros rojos y unos vaqueros nuevos para la ocasión. El look lo completo con unas bailarinas rojas nuevas también, recien recibidas de mi último cumple. Y como todos los días... me hago el desayuno expres. Unas magdalenas, zumo y cola cao. Una de las magdalenas siempre se queda en la mesa sola porque el tiempo pasa y no me da tiempo a desayunar. Cojo la mochila, a mi hermano David y tiro para la calle.

Invisiblemente FrágilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora