Nunca había pensado que al enamorarme me fijaría en cada detalle que el haría; como era cada pequeña manía que lo caracterizaba, el momento en que lo hacía y por qué lo hacía...
Cosas que para muchas de las personas que siempre estaban a su lado pasaban desapercibidas, pero que para mi, eran mas que obvias en ese rostro tan inexpresivo.
Aunque lo que realmente me cautivó, fueron aquellos pequeños gestos que tenía conmigo, que parecían tener el poder de volver mas de carne aquel corazón de piedra que llevaba dentro.