Empezaré esta historia diciendo que hay sábados y sábados. Algunos despiertan mojados por la lluvia como cachorros acabados de salir del río. Otros sábados despiertan con el cielo limpio como si un aplicado barrendero hubiera barrido las nubes.Sí, he visto muchos, pero ningún sábado fue o será como éste que les contaré.
Contar un sábado no se cosa fácil porque no es como contar un lunes. Los lunes son facilitos porque no hay gran aventura: se va a la escuela, se hacen tareas que nos deja la maestra y se cumplen los derechos de la casa.
Los dias de escuela bajan como si fueran naranjas cayendo de un árbol. Los sábados, en cambio, florece lo inesperado: Puede suceder cualquier cosa. Y este sábado de ranas fue especialmente así. Ya ustedes sabrán por qué nunca antes las ranas y los sábados estuvieron más juntos ni se llevaron tan bien.
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Sábado de ranas Por: Farah Hallal
FantasyEnrique y Elisa aman las ranas, pero su mama las odia. Un sábado luminoso Enrique amanece muy enfermo. Temiendo que un mosquito le haya contagiado de dengue, su familia procura bajarle la fiebre toda costa, con un baño de agua fría. Todo estará baj...
