Todo pasa por 2

Capítulo 1

Narra Mía

El primer día de instituto siempre es el peor, y más si eres nuevo y nadie te conoce, porque si ya te juzgan aunque lleves toda la vida allí imaginate si no saben nada sobre ti.
Me levanté sobre las ocho de la mañana, ya que aquel día nos podíamos levantar un poco más tarde de lo normal.
Mi madre me acompañó, y la verdad, me dió un poco igual, porque no conocía a la mayoría de las personas.

Narra Lena

Creo que no podía estar más nerviosa aquel día, no era nueva, pero tenía demasiado miedo al pensar qué pasaría con todas las personas a las que conocía. ¿Y si no me ponían en la misma clase con mis amigos de la infancia? Mis pensamientos se volvieron realidad al ver en la lista de la entrada del instituto mi nombre junto con veinticuatro nombres más que apenas conocía.
Subí sola las escaleras, me temblaba todo el cuerpo. Tuve suerte al poderme sentar con Ada, que en primaria había estado en mi clase y me llevaba más o menos bien con ella.
Miré la clase y mi mirada se posó en todos y cada uno de los que serían mis nuevos compañeros y presté mucha atención a todos sus nombres mientras pasaban lista.

Narra Mía

Estuvimos unos minutos esperando en la entrada del instituto a que abriesen las puertas, allí me encontré con Alan. Él había pasado conmigo toda mi infancia en nuestro otro colegio y estaba tan nervioso como yo. ¡Ojalá nos tocase juntos!- Pensé.
-¡Hola Alan! -Le saludé con la mano mientras me acercaba a él, iba acompañado de su abuela y llevaba bajo el brazo un cuaderno y un estuche pequeño al igual que yo.
-Hola.-Respondió con una sonrisa.
-¿Sabes que? - Le pregunté.
-Sorpréndeme.
-Eva casi se cambia de instituto este año, es una pena que al final no lo haya hecho ¿verdad?
-Sí, pero ahora estoy yo...¿eh?-Dijo riendo.
-¡Seguro!-Respondí intentado cambiar de tema.
Por fin abrieron las puertas y todos entraron como locos al instituto, deseando ver de nuevo a todos sus amigos.
Veía a todos tan unidos que pensé que nunca llegaría a formar parte de ninguna de esos grupos de amigos tan guay.
Las listas con las clases estaban pegadas en una pared roja, algo desgasta por el tiempo.
La miré con detenimiento, pasando mi mirada por todos los nombres que se abrían paso entre la hoja y las cabezas de los chicos y chicas que se agolpaban a mi alrededor.
Subí con Alan por las escaleras. Por desgracia no nos había tocado en la misma clase y estábamos un poco tristes los dos. Nuestras respectivas clases estaban en la primera planta, la mía nada más subías las escaleras del fondo y la de él en el lado contrario.
¿Cómo serían mis nuevos compañeros?
Lo que no sabía era que ese año cambiaría mi vida por completo.