Rival

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—¡Ya, por favor! Lanza la bola. —Loreley esperaba impaciente, con el bat en el hombro y una mano en la cintura. Evan hacía movimientos exagerados que simulaban un lanzamiento.

—Vamos, nena. Soy Babe Rules —decía él mientras Loreley lo miraba de modo cansando; frunció el ceño por un momento hasta que sus ojos se fijaron en un Joseph sonriente. Entonces ella sólo soltó un suspiro que movió un mechón de su cabello.

Sin embargo, Joseph sabía que detrás de la cara de fastidio que tenía Loreley, en el fondo, ella quería reír. Era bastante risueña para que alguna de las payasadas que hicieran él o Evan no la pusieran a reír.

—Vamos Ley, baja ese bastón —dijo el profesor nada más entrar al aula—. Y ustedes dos tiren esas bolas de papel al cesto de basura y tomen asiento. Ya están grandes, por Dios.

Su pequeño juego de béisbol en el salón había sido el inicio de un buen día en ese entonces. Joseph y Loreley se molestaban como siempre el uno al otro durante clase, Evan reía por ello y después, los tres recibían una llamada de atención por parte del profesor.

No obstante, aquel felíz día comenzaba a cebarse luego de la hora muerta que tuvieron después de su clase de dibujo, cuándo salieron y se recostaron en el cesped del campus. Exactamente, Evan había ido al baño, dejando a Loreley y a Joseph solos.

—¿Quieres que te confiese algo? —le dijo ella.

Joseph pensaba en algo cómo: "no me puse sostén" o "hoy no me bañe". Cualquier otra cosa banal que no hacía daño a nadie. Cosas que tal vez como amigo ya sabía o que podían avergonzar. En vez de eso, ella admitió:

—Evan me gusta.

Apenas escucharla, y fue como si hubiese recibido un dardo justo en el corazón. En ese momento no sabía porqué, pero le dolió lo que había escuchado.

Por lo que un día después, empezó un mal no hablado entre Joseph y su conciencia.

Evan era su amigo.

Loreley, era Loreley.

Un tequila para olvidar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora