Soldado solitario.

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Y yo, que curaba el alcohol con mis heridas,
Me quité los tacones y dejé mis tristezas hundidas,
Me vestí de alegría, Me maquillé de felicidad,
Decidí buscarme a mí dejando todo atrás.

Ya no espero nada de nadie, ya no busco la felicidad grupal,
Tanta gente que me ha fallado, escondiendo la verdad.
Tantas opiniones silenciadas, tantos sueños rotos,
Tantas máscaras de dolor por culpa de los otros.

Promesas tan atractivas, etéreas, tentadoras,
De amistad permanente que duran unas horas,
De apoyo incondicional que se esfuma a la primera oportunidad,
De amor eterno que es de usar y tirar.

Tantos puñales en mi espalda, tantas zancadillas en mi alma,
Tantas perturbaciones en mi corazón que antes contenía la calma.
Tantos caminos cortados, tantas grietas en el cristal
Que protege mi armadura de esa gente y de su maldad.

Poesía EtéreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora