Es curioso como, cuando somos niños, lo único que queremos hacer es crecer. ¿En qué estaríamos pensando? Crecer trae consigo demasiadas responsabilidades, crecer es preocuparte por unos sentimientos indecisos que se fijan en lo mejor para ti, pero también en lo mejor que hay. Crecer trae llorar cuando sabes que no va a solucionar nada, trae sentir culpabilidad por cosas que no has hecho, pero la peor de todas con diferncia es sentir vergüenza por equivocarte, tener miedo a equivocarse porque el espabilado de turno se ría de ti.
Vuelve atrás, piensa en tu infancia, cuando ibas a un parque con tus padres o abuelos y por pisar una piedra o simplemente ir demasiado rápido, te caías, ahora piensa en el instante en el cual estás en el suelo, indefenso, ¿en qué pensabas? ¿en ver a ver si alguien te había visto? No lo creo, lo primero en que pensabas era sí dolía lo suficiente como para ir a ver a tu madre, padre o abuelo, o si podías seguir jugando.La mente de un niño es tan inconsciente de lo que pasa a su alrededor, que la opinión de un extraño o de cualquier persona le da igual, no le importa lo que opine nadie de él, lo único que le importa es su propia opinión.
¿En qué momento cambiamos eso? ¿En qué momento perdimos toda la inconsciencia que nos caracterizaba? o mejor dicho, ¿en qué momento perdimos la consciencia que nos hacía ser felices con solo nosotros?
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Somebody loves you. I promise
RandomEsta compuesta por relatos de corta extension independientes.