Memoria- Uno

7.8K 400 166
                                    

-¡Samuel!

...

-SAMUEL, VEN AQUÍ.

...

-¡SAMUEL!

-JOER'. A menos de que te estés muriendo, ¿puedes dejar de gritar?- replica el recientemente solicitado.

-Calla; es algo importante.

-¿Te estás muriendo?- pregunta sarcástico.

-No...- responde alargando la consonante.

-¿Qué necesitas?

-Ven aquí.

El mayor se dirige indeciso hacia el muchacho postrado en el lecho.

La última vez que Guillermo le miró de esa forma, recibió un almohadazo en la cabeza como castigo por no dejarle salir en un día lluvioso. Aunque hoy no existe ese riesgo puesto que el recién comenzado día está completamente soleado.

-¿Qué ocurre?- vuelve a preguntar un poco temeroso.

-Zeus no me deja en paz- contesta mirándole fijo- tiene hambre.

Samuel le mira algo confuso; pero rápidamente comprende a qué se refiere.

-Siente- continúa Guillermo, mientras toma su mano y acercándolo a sí, la deja sobre su abdomen- no se quiere dormir o por lo menos quedarse quieto.

Samuel se mantiene estático, con toda la atención centrada sobre su diestra, donde en la palma siente las constantes patadas por parte de su pequeño. Sin poder evitarlo sonríe.

-No te rías- ordena fastidiado el menor, cambiando de posición- estoy muy incómodo.

El mayor niega divertido; sin borrar aún la sonrisa de su rostro.

-Y... ¿qué quieren comer mis niños?- interroga suavemente; volviendo al tema inicial y sentándose a su lado, aparta la mano de su vientre para apoyarla sobre la cama.

Guillermo se queda mirando a la nada, pensativo. Para finalmente responder:

-No sé. Sorprendenos- replica sarcástico.

Le mira un momento; pensando qué podría ser ese "no sé"

-Bien- responde tras meditar un poco- te avisaré cuando esté listo.

Se levanta del lecho; dirigiéndose hacia la puerta.

Guillermo le sigue con la mirada, recostándose de nuevo en la cama al verle salir del cuarto, fijando su vista en el televisor.

-Ya oíste, tu papá va a preparar algo, que más vale para él, sea bueno- exclama depositando la mano sobre su vientre, donde su niño le patea con insistencia- ¡Ya deja de patearme!

Pero él no obedece, al contrario, comienza a moverse con más insistencia aún.

-"Rebelde..."- piensa Guillermo, al tiempo de que da unas suaves palmadas sobre su abdomen, esperando que eso le tranquilice.

Y aparenta ser que eso solamente hace que se agite más.

Él suspira irritado; empiezando a levantarse con bastante dificultad, pensando que quizá un pequeño paseo por la casa hará que se calme.

-Ah...- exhala, llevando una mano a su abdomen, usando la otra para incorporase.

Cuando consigue erguirse y mantenerse en pie sin perder el equilibrio, se dirige paciente hacia la puerta del cuarto, para ir después a la cocina, esperando encontrar algo qué comer.

Memoria- Wigetta MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora