La música sonaba en aquella habitación, emitiendo suaves sonidos a todo aquel departamento, en la cama se encontraban esparcidos fotos, una computadora y algunos envoltorios de dulces de chocolate. Al frente de esa recamara de sábanas rojas y cortinas blancas colgadas, se encontraba un tocador grande, frente a él, una persona está observándose sonriendo al espejo, toma con su delicada mano un cepillo de plata con una de sus iniciales grabadas y lo pasa por su cabello, una y otra vez, se levanta y camina alrededor de la habitación buscando su teléfono, el viento que entra por la ventana abierta hace que la bata negra que cubre su cuerpo, vuele tras de sí.
Unos minutos después, poco a poco va despojándose de las prendas en su cuerpo, con cuidado se sumerge en la tina que había preparado previamente, cierra los ojos dejando que el olor de las sales que se encuentran en el agua que le inunden los sentidos, se sumerge en recuerdos de las noches anteriores. Pasa la mano por su cuerpo lentamente, se acaricia, toca cada parte donde las manos de él estuvieron. Recorre con las manos sus piernas y las acaricia, siente una vibración recorrerle, se siente sensual, sabe que lo es, aun puede sentirlo en su interior, ese recuerdo se vuelve tan delicioso que desea con el alma que por arte de magia él aparezca y le tome entre sus brazos y le posea una vez más, pero debe ser paciente, su momento pronto llegará.
Una vez terminado su baño, envuelve una toalla a su cuerpo, se dirige al tocador tan pulcramente ordenado y toma uno de sus perfumes, así con la humedad del agua sobre su piel, rocía ese líquido de olor a rosas sobre si, mira por la ventana y ve que está haciéndose noche, debe apresurarse si no quiere que le agarren las prisas, perdió tiempo en la tina pensando.
Con detenimiento piensa muy bien que ropa interior ponerse, debe elegir bien, pues sabe cómo a él le encanta a verle así, con escasa ropa. Una vez listo ese punto, se dirige a otra parte del dormitorio, mira los vestidos de ese gran y espacioso closet, que pareciera más una habitación, sonríe y toma en sus manos ese vestido rojo que compró en aquel viaje a Nueva York, se viste rápidamente, pues ha mirado el reloj y la hora se acerca. Su hermoso y largo cabello castaño cae sobre su espalda, y no le gusta como luce, aunque a ella, del modo que sea, su cabello la hace ver hermosa, decide hacer un peinado a un lado, lo acomoda de tal modo que las ondas largas del cabello luzcan sobre su hombro blanco y descubierto. Abre una caja de negra y toma esos pendientes de diamantes con detalles rojos, los coloca y eso solo hace resaltar la belleza de sus pómulos. Un poco de maquillaje, no muy cargado, a ella no le gusta lucir tan plástica, ella prefiere lo natural, claro, no lo necesita. Toma un par de zapatillas negras y todo está listo, justo cuando da un retoque de perfume en el cuello, el timbre suena y una vez más sonríe.
La ama de llaves de aquel departamento recibe a un hombre vestido de negro exageradamente atractivo, a pesar de que la señora esta entrada en años, no puede negar que la mirada de aquel joven arranca suspiros, pero en el fondo, aquel joven no termina de agradarle, su "niña" como le llama a la dueña del lugar, merece algo más, algo más digno, pero después de todo, quién es ella para entrometerse en las decisiones de la más chica de los Kim.
Toma su cartera Gucci, obsequiada por él y se aproxima a donde su hombre le espera; él mencionado se encuentra tomando un vaso de whisky cuando escucha pisadas aproximarse a él, cuando voltea, se queda sin habla, aquella chica por la cual está loco, lo ha dejado anonadado, ese vestido rojo amoldado a su perfecta cintura y mostrando esas perfectas piernas, sus hombros descubiertos mostrando el escote de sus perfectos pechos, hacen replantearse si realmente quiere salir o quedarse con ella en la habitación para hacerla suya.
Ella sonríe, lo ha logrado, la mirada oscura de su amado le ha dicho todo, ella solo quiere lucir bien para él, porque ese hombre se ha vuelto todo, su todo. No le importa la situación actual de ambos, cuando él está junto a ella, nada le importa, ni las culpas.
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Ella
RomanceElla es capaz de hacer que en pleno otoño, broten dentro de mí los más floridos sentimientos.