Hoy era Martes; Ya habían pasado cuatro días desde que Steve se hacía presente en la Stark Tower y por lo tanto, también en la vida de Tony, quién últimamente, siente alegría constantemente.
Al ser la seis de la mañana, Steve, acostumbrado a despertar a tal hora por entrenamientos, sale recién duchado y vestido de su habitación.
Decide no hacer el desayuno, porque la idea de comer junto a Tony no le caía mal, por lo que, aún frotándose una toalla por el cabello, se dirige hacia el gran ventanal de la sala para disfrutar del paisaje.
Entre los tantos altos edificios, lo único lindo que nota es el cielo que se aclaraba lentamente. Extrañaba ver el sol asomándose entre los bosques, reflejándose en el río y escuchar el suave cantar de las aves, que recién despertaban y salían a volar adornando aún más la escena.
Se hicieron las ocho y media, y fue ahí cuando Steve se dirigió a la cocina para improvisar un desayuno. Al terminar, colocó las media lunas en una bandeja de madera, seguido de una taza de café, un vasito con jugo de naranja recién exprimido y un pequeño vaso de vidrio con agua, que como era alto y estrecho, lo usó como portador de una hermosa rosa roja.
Sonrió orgulloso de si mismo y luego, con cuidado, levantó la fuente para dirigirse a la habitación de Tony.
Estando a punto de llegar, se detuvo al escuchar la suave voz de Jarvis, a la que él aún no se acostumbraba.
- Sr. Rogers, que amable de su parte prepararle un completo desayuno al señor Stark.
- Shh, Jarvis, es una sorpresa. No hables tan alto.
- Entiendo. Permita que le ayude...- Dijo esto último en susurro y abriendo la puerta para Steve, quién le agradeció.
Entrando sigilosamente, colocando la bandeja en la mesa de noche y luego sentándose suavemente en la cama, Steve comienza a mover el brazo de Tony, seguido de unos: "Amigo, ya despierta", a lo que el millonario ni terminando de abrir los ojos, le sonríe al rubio para luego abrazarle.
- ¿Que es todo esto?- pregunta alegre el moreno.
- Quería agradecerte por dejar que me quede aquí, y por ayudarme a entender de a poco todo esto que es muy nuevo para mi.
- Yo también debo agradecerte, Steve. Desde que llegaste mi humor a cambiado notablemente, solo... Gracias.- Dijo Tony para luego tomar un sorbo del delicioso café y disfrutar de todo lo que había en la bandeja.
Pasado uno minutos, Stark había acabado su desayuno y como el rubio se encontraba inmóvil y cabizbajo, pensó que algo malo pudo haber ocurrido.
- ¿Sucede algo, Capi?- se animó a preguntar.
- No.- respondió este, dándose vuelta para mirarle con una sonrisa.
Al estar tan cerca, mirándose mutuamente a los ojos, Tony veía ese momento como una gran oportunidad, por lo que comenzó a acercarse lentamente al rostro del rubio. Y ahora, que un perfecto beso estaba al alcance de nada más que unos centímetros, fueron interrumpidos por Jarvis quién dio aviso de que el Señor Bruce había llegado de visita.
Al científico no le molestaba darse paso por si solo en la casa de Stark, así que, terminado el mensaje de Jarvis, entró en la habitación del millonario, causando que un muy sonrojado Steve se vaya rápidamente del dormitorio, no sin antes saludar al Doctor Banner.
- Lo siento, ¿interrumpí algo?- preguntó este, inocentemente.
- Claro que no...- Dijo Tony molesto, pasándose la mano por la cara, y haciendo a un lado la bandeja para poder levantarse.
- Puedo preguntar... ¿que hacían tú y Steve?
- No.- respondió fríamente el moreno.
- Pero...
- Que no.
Bruce respiró profundamente y luego sonrió.
- Vaya... Eso estuvo cerca.
- ¿A qué viniste, Bruce?
- Ah, no te preocupes por mi, no te molestaré. Vine por Steve. Desde que llegó solo habla contigo, y entonces pensé en venir a conocerlo un poco más.- dijo Banner mientras que se retiraba de la habitación.
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¿Que fue eso? ¿Que pretendía Stark? Se preguntaba el soldado Rogers mientras que, sentado al borde de su cama, observaba una fotografía en la que aparecían sus nuevos compañeros. Del lado izquierdo del papel, la viuda negra y ojo de halcón con grandes sonrisas; en el centro, el doctor Banner con sus lentes puestos, sonriendo levemente mientras leía un libro; Y por último, del lado derecho de la fotografía, Thor besaba su martillo como si fuera un trofeo de primer lugar, al lado de este, se encontraba Tony Stark, con lentes oscuros, su sonrisa confiada, acompañando la expresión con una ceja levantada y teniendo en las manos los "guantes metálicos" de su armadura.
- Ey, ¿puedo pasar?- Preguntó Banner, ya entrando a la habitación.
- Se supone que preguntes antes de entrar.- Contestó alegre Steve en forma de broma, y luego haciéndose a un lado, dijo.- ¿Quieres sentarte?
- Claro...- suspiró el científico dejándose caer sentado en la cama.
Rogers, notando el repentino cambio de humor de su compañero, pregunta: "¿Que pasó?"
- ...Es solo... que todo esto, todo lo que soy, es muy desesperante. Adivina quién estuvo de malas hace una horas...- Respondió Bruce, esto último, con una triste sonrisa, mirándolo.
Al capitán, antes de llevarlo a la guarida de SHIELD, le informaron acerca de "Hulk". Por lo que entendió a lo que se refería Banner.
- Ya veo, lo siento...- exclamó sinceramente, provocando que el doctor se parase bruscamente frente a él.
- No. No lo sientes. Nadie en este bendito mundo siente lo mismo que yo, y eso es lo único que me hace sentir feliz y... mal al mismo tiempo... Ya te lo dije, es desesperante.- Bruce notó su propio sobresalto, a lo que se calmó y se disculpó con quién lo escuchaba, volviendo a sentarse a su lado.- Cuando me pongo a recordar... a mi padre...- no pudo terminar su oración, por lo que suspiró.
- Señor Banner, tiene razón en que nunca sabré exactamente como se siente... Yo también he tenido mis problemas, perdí a mucha gente querida... frente a mis ojos, pero lamentarme por ello no me ayudará a seguir adelante. No digo que deba olvidar lo que le han hecho, ni hacer como que nunca sucedió... pero reflexionando sobre ello, uno entiende que si todas las mañanas despierta, es porque un nuevo día, con nuevas oportunidades... lo esperan. Y eso si que vale la pena.
Ambos se quedaron callados, mirándose mutuamente y mostrando leves sonrisas.
- Es bueno tener a otra persona con buen corazón en el grupo.- dijo alegremente Bruce.- Creo que seremos muy buenos amigos.