Adiós Washington, hola New York.
Mis amados padres decidieron que para no seguir dejándonos solas cuando se iban de viaje por trabajo, nos mudáramos a New York, dejando allá a nuestros amigos y recuerdos, pero a ellos no les importa.
─Mantener puestos lo cinturones de seguridad, en quince minutos estaremos en New York─ habló la azafata desde el micrófono. Volví a poner los auriculares en mis oídos y pegué mi cara a la ventana para ver a la gran ciudad iluminada. Al menos me pude ir a la ventana, pensé. Porque sinceramente si mi mamá hubiese peleado conmigo por el asiento con ventana me abría tirado del avión.
─¿Estas emocionada? ─preguntó mamá, desconectando mis audífonos.
─Sabes que ni yo ni mi hermano estamos felices con esto. No puedo creer que estoy abandonando a mis amigos.
Mamá rodó los ojos ─Madura, Skyler. Estamos en el siglo veintiuno, puedes hablar con tus amigos por skype.
La ignoré por completo y otra vez, me volví a poner los audífonos. Una pretenciosa canción empezó a sonar y le subí todo el volumen.