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Llevaba unos diez minutos tocando el timbre, pero eso no lograba molestarla ni un ápice, conservaba esa sonrisa de par en par, demostrando que su felicidad seguía intacta y estaría muy lejana a desaparecer. Sabía que su asombroso novio de vez en cuando—la mayoría del tiempo—tomaba siestas durante la tarde en su cómodo sillón, y era milagro si despertaba antes de que anocheciera. Pero reitero, eso no le molestaba en lo absoluto.

Por mera curiosidad, y aunque no quisiera admitirlo, por un poco de impaciencia, Misaki se alejó de la puerta y con la ayuda de un macetero, logró asomar un poco su cabeza por la ventana frontal de la casa, encontrando a su novio despierto... y acompañado.

De principio, no parecía nada más que una charla amena entre dos hombres, sin embargo, el asunto fue cambiando cuando Mikoto tomó sin rodeos al Rey Azul por la nuca hasta que sus labios colisionaron en un beso inesperado que profundizó rápidamente, siguiendo con el jugueteo excitante y húmedo de la lengua propia contra la otra. Misaki queda mirando estupefacta esa escena que pronto subiría de tono si seguían así. No podía creer lo que estaba sucediendo frente a sus ojos; Mikoto no solo la estaba engañando, sino que como extra nada agradable, le engañaba con un hombre, ¿Hay algo más humillante que eso? Eso significaba que ella solo fue una herramienta para aparentar su verdadera naturaleza frente a su clan lleno de hombres. Y una loli.

De repente, la mano libre del Rey Rojo baja indiscriminadamente a la entrepierna del otro y la acaricia por sobre la tela, sin ningún tipo de mesura, como si le fuera costumbre y lo hiciera con frecuencia. Munakata suelta un gemido y eso culminó a la chica, que cubrió sus ojos con ambas manos, totalmente sonrojada, dejando un pequeño espacio entre sus dedos para seguir contemplando la escenita montada. Vamos, ¡Eran dos hombres considerablemente guapos manoseándose de lo lindo! No todos los días se veía algo así, y Misaki, quien vivía rodeada de hombres guapos también llegó a desarrollar algo de morbo por ello.

Pero no contó con que el masetero que la ayudaba decidiera traicionarla en medio de la acción, haciéndola balancearse de un lado a otro en un intento fallido de recuperar el equilibrio perdido. Cayó, y no de la mejor manera. Su trasero amortiguó la caída, y ella no pudo evitar soltar un alarido que expresó sin duda su dolor, cayendo rápidamente en la cuenta de que tal vez pudo ser escuchada por su... ¿novio? Ya no sabía cómo llamarlo, no después de verlo de esa forma con el Rey Azul.

Afortunadamente, ninguno de los dos logró oírla, y ella con el poco orgullo restante en su persona, se levantó, quitó la suciedad de su trasero y decidió irse, pero no a su casa a llorar como lo hacen las chicas de la típica telenovela, sino que ha ahogar las penas con un buen trago de algún alcohol fuerte. Y no iría sola.

***

Antes de dirigirse a la casa de su mejor amigo, pasó a la suya para arreglarse y colocarse algún vestido para salir de copas. De algún modo, el haber sido engañada, añadiéndole el humillante hecho de que fue con un hombre, la hacía sentirse menos linda, y necesitaba con urgencia calmar esa desagradable sensación.

Después de algunos minutos debatiendo interiormente consigo misma, decidió llevar un vestido rojo oscuro que se ajustaba a su cintura, realzando su cintura pequeña, y de paso su voluptuosa delantera. Bajo el vestido, llevaba unas braguitas con estampado de conejos. La tarde estaba fría y algo fresca, por lo que decidió ser precavida y colocarse medias de su mismo tono de piel hasta los muslos, en caso que la temperatura bajara cuando llegara la noche. Combinó el atuendo con unos zapatos de tacón alto, rojos también, que sabía que en algún momento no los soportaría más y se los tendría que quitar. Pero cumplían una función fundamental para ella; verse más alta. Ganando unos siete centímetros más de altura, pasando de ser 1.67 a 1.74 , Misaki era feliz, y valdría toda la pena del mundo sufrir un rato con los tacones. Dejó su cabello suelto y no se maquilló, pues no sabía hacerlo muy bien y no quería quedar como un panda.

She is the best disaster |K-project/Fem!Misaki|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora