Cuenta la leyenda que en una vieja villa de antiguos caseríos, situada en la cumbre del monte de Kamta, una niña en la tierna edad de seis años se aventuró al bosque una noche con el fin de recoger una hierba curativa para su madre, que se encontraba enferma de viruela y en su lecho de muerte.
Una semana pasó, y la pequeña todavía no había regresado a casa, sin embargo, su madre, había sanado milagrosamente, sin explicarse nadie la razón.
Algunos habitantes organizaron una redada por el bosque para buscar a la desaparecida, pero en la noche, las mujeres encontraron los cadáveres de cada uno de los valientes en el camino de entrada al bosque, brutalmente magullados.
De todos menos de uno, el boticario, quien apareció a la mañana siguiente en la plaza municipal, despeinado y herido, asegurando que había visto a la niña, mas sus ojos no contaban con pupilas, su tez era tan blanca como la luna, sus labios y sus dientes al sonreír se mostraban horrorosamente manchados de sangre.
Nadie creyó sus palabras y le tacharon de loco, pero el miedo no tardó en propagarse por el pueblo. pronto prohibieron la entrada al bosque.
Se cuenta que la pequeña extraviada, con el anhelo de evitar la defunción de su amada madre, hizo un pacto con el diablo en el bosque al no encontrar la planta que necesitaba; a cambio de darle la vida a la enferma, ella se convertiría en una horrible criatura, condenada a vivir en el bosque y a matar a todo aquel que se atreviera a aventurarse en él en las horas de luna. Con la muerte de cada una de sus víctimas nacería un nuevo ser más como ella, los conocidos como Ithas o llamadores del infierno.
Seres que pueden leer tus pensamientos, pueden ver tu alma y saber, con sólo estar mínimamente cerca de ti, lo que estás sintiendo en ese momento.
Seres que se alimentan únicamente de corazones puros y de dolor, que pueden acabar con tu vida simplemente mirándote a los ojos y son extremadamente astutos. Seres poseedores de inigualable belleza para, con ella, embaucar a sus presas y así, después, acabar con sus vidas de la forma más monstruosa imaginable. Capaces de absorber el miedo de una persona para privarla de su instinto de protección ante el peligro.
Según el mito, los llamadores del infierno viven cerca de los ríos y lagos que abundan en el monte, pues refuerzan su poder en el agua.
Agua.
***
Llené mis pulmones de aire con el fin de mantener la calma. La noche había caído y la clase terminado, así como la hora de regresar a casa había alcanzado su lugar.
El ayuntamiento del pueblo había decidido, durante el fin de semana, comenzar una tremebunda obra en la vieja carretera que siempre tomaba para dirigirme a mi hogar al finalizar mis lecciones diarias en la academia de estudios de verano. Cuando mi abuelo me había comunicado la noticia el día anterior yo no había caído en la cuente de que, hasta que terminaran de arreglar el asfaltado, tendría que regresar a casa cruzando el bosque, todos los días al salir de clase.
Las calles estaban ya desiertas y las farolas lucían intermitentes con demasiada tenuidad para aliviar el miedo que poco a poco iba naciendo en mi interior y que yo hacía por camuflar entre estúpidos silbidos y chasquidos con la lengua. Comencé a imaginarme a mí, caminando entre los árboles y la oscuridad del monte en el que dentro de poco debería adentrarme, completamente relajado y sin preocupaciones, llegando a mi casa en no más de diez minutos, sano y salvo, y reproduje dicha imagen en mi cabeza varias veces seguidas.
«No es para tanto» me dije. «A fin de cuentas, ¿qué hay de diferente entre el bosque de día y el bosque de noche? el lugar sigue siendo el mismo.» Y con estos forzados pensamientos empecé a calmarme. Hasta que bajo mis pies se encontró al fin el camino de entrada a la arboleda.
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Shades. [Myungjong]
FanfictionJuguemos a un juego. Piensa en la oscuridad. Imagina una noche fría y cerrada. Las grises nubes cubren la luna, que ilumina el negro cielo nocturno, ¿lo ves? está blanca, muy blanca. Aquellas nubes que antes cubrían el satélite desaparecen, de pront...