Tres años después.
Evangeline entro en la casa quitándose los zapatos. No era cómodo estar en tacones con sus seis meses de embarazo. Llego a la cocina y Dina ya le tenía preparada una limonada fresca
_ Buenas tardes señora, el señor y Dylan los esperan en la piscina_ dijo ella y Evangeline agradeció con una sonrisa.
Se acercó a la piscina y vio a Nick jugando con Dylan. Él había nacido un año después de irse a vivir juntos y casarse. Era un chico despierto e inteligente amoroso como su padre.
La joyería era un excito. Tenían pedidos en espera por meses y eran famosos en América y Europa por promocionar sus diamantes extraídos de forma ecológicamente sustentable.
Sus suegros habían aprendido la lección después de vender sus autos y joyas y tramitar sus pensiones. Vivian en un modesto departamento y eran buenos abuelos. La tía Ágata al fin se había divorciado y para sorpresa de todos se puso en pareja con el abogado que tramito su divorcio.
La casona había estado un año en venta, al final Nick y Eva la compraron y la donaron a una entidad que daba refugio a mujeres víctimas de la violencia y niños sin hogar. Era un lugar lleno de amor y cuidados que ayudaba a salir a delante a las personas y brindaba ayuda moral y psicológica.
Ella... ella era feliz, la vida con Nicholas era más de lo que había soñado, ahora esperando a su primera pequeña se sentía plena.
Nick le sonrió al verla. Se veía tan hermosa cargando a su segundo bebe. Ella era todo lo que siempre había soñado de una mujer. Divertida, lista, compasiva y apasionada. Sus noches estaban llenas de amor y deseo y la maternidad la ponía más exigente y no era que Nick se quejara al contrario, estaba sombrado y de la pasión de su esposa.
La vida los sorprendio y dejado claro a los dos que no hacia falta tiempo para decubrir el verdadero amor... la vida los habia sorprendido... la vida puede cambiar en solo 24 horas...