Te necesito en mi vida.

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— Ohhh vamos, J-Jellal, no lo hagas por... Favor.

— Tranquila Erza, solo déjame disfrutar un poco de su sabor...— El chico se acercaba cada vez más y ella no quería.

—¡Haré lo que quieras pero no lo hagas!— aunque por ser solamente él, no le pegaría como hubiera echo con alguien más.

— Lo siento pero... Ya es muy tarde...— Pasó su lengua haciendo que ella cerrará los ojos con fuerza y pasara sus manos por la cara.

—¡N-Nooo Jellal, detente!— Se relamía los labios disfrutando aquel delicioso sabor y ella solamente estaba siendo torturada — ¡MI PASTEL DE FRESAAA!

—¡Pero Erza solo te quedaba una sola cucharada y yo también quería probar!

— Pero te hubieras comprado el tuyo...— ella infló los cachetes y Jellal sonrió acaricia dile tiernamente la cabeza.

— Si, pero ya estoy aquí en el gremio para visitarlos y me dio flojera volver a salir. Además ¿y si me atrapara el consejo mágico?

— Ya lo sé pero... Bueno, si tienes razón— él se había arriesgado en venir junto a la pequeña ya no tan pequeña Meredy al gremio para poder verlos nuevamente, hace mucho que ni siquiera cruzaban las miradas.

—¿Qué te parece si salimos un rato?

— Me parece mal ¡acabas de decir que te podrían encontrar y ya quieres salir! Enserio, aveces puedes ser muy raro.

— Y tú puedes ser muy infantil— rió y ella sonrió levemente.

— Pues claro, se hace la Santa solo cuando estás tú por qué si no...— ¡poom¡ un golpe en la cabeza.

—¡Cállate Natsu!— dijo está con una vena saltando levemente de la cabeza y la rubia se llevaba arrastrando al chismoso y ahora inconsciente Dragneel que se había metido en su conversación.

— Y... ¿Qué dices?

—¿A qué te refieres?— una gotita resvaló por la sien del chico acompañada de un pequeño tic en el ojo.

— A lo de ir a dar un Paseo...

— A-ah eso... Pues, vamos, pero escóndete bien que no quiero que te pasa nada— la cara del peliazul se tiñó con un leve color de rojo y empezó a rascarse la cabeza un poco nervioso.

— N-no te preocupes mucho por mi Erza...

—¡¿Y cómo no preocuparme?! Casi te pierdo una vez... Y no quiero volver a pasar lo mismo...— Él la miró aún sonrojado y ella se dio cuenta de lo que estaba diciendo— B-bueno, mejor vamos— lo tomó de la mano y salieron del gremio.

La verdad es que la chica estaba avergonzada, le costaba hablar con él, y cuando ya empezaba a soltarse y tomar más confianza, siempre metía la pata. ¿Por qué tenía que ser tan dificil hablarle?

Lo mismo le pasaba al chico, podía actuar normal frente a ella pero por dentro se estaba muriendo de los nervios, juraba que cuando ella se vaya empezaría a convulsionar por tanto nervio retenido. Pero ahora estaban juntos... Y solos... Lo que lo hacía aún peor.

— Y... ¿A dónde iremos Jellal?— preguntó la pelirroja parando en seco y mirándolo a los ojos.

— La verdad es que no lo sé... Dime un lugar donde quieras ir y yo te llevo— este le sonrió y los ojos de ella empezaron a brillar.

—¡Una pastelería!— Y de nuevo empezaban con los dulces, si iban a ese lugar lo más seguro era que llegue el gremio sin ningún yen para la semana... Mes... ¡O tal vez año!

One-shot'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora